El líder de la agencia nuclear de las Naciones Unidas está actualmente en Japón para evaluar las descargas de aguas residuales radiactivas tratadas de la dañada planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi. Además, se busca discutir una mayor cooperación con Japón para fomentar el uso pacífico de la energía nuclear y prevenir la proliferación nuclear.
El argentino Rafael Mariano Grossi, director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, está realizando su primera visita al país desde que comenzaron las liberaciones de agua tratada en agosto. Esta visita coincide con el 13 aniversario del terremoto y tsunami del 11 de marzo, que desencadenaron el desastre de Fukushima.
Un problema que se remonta a 13 años atrás
En 2011, un terremoto y tsunami masivos dañaron la planta de Fukushima, generando fusiones triples y resultando en grandes cantidades de aguas residuales radiactivas. Tras más de una década de limpieza, la planta comenzó a liberar agua tratada después de diluirla con grandes cantidades de agua de mar en agosto.
La oposición a estas descargas provino de grupos pesqueros y países vecinos, como China, que prohibieron las importaciones de productos del mar japoneses. Japón ha buscado la colaboración de la OIEA para garantizar la seguridad del plan de descarga.
Grossi, además de inspeccionar las instalaciones el miércoles, se reunirá con altos funcionarios japoneses para discutir la cooperación en desarme nuclear, no proliferación, situaciones en Corea del Norte e Irán, así como el uso pacífico de la energía atómica. El gobierno japonés, enfrentando grandes cantidades de tierra desenterrada durante la reconstrucción fuera de la planta de Fukushima, busca métodos de eliminación, considerando incluso el reciclaje del suelo para proyectos públicos. Un informe final de la OIEA se espera este verano.
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