Tras el ataque israelí contra la embajada iraní en Damasco, que dejó varios funcionarios y militares muertos, Teherán se enfrenta a un delicado dilema: cómo tomar represalias sin desencadenar un conflicto mayor en una región de Medio Oriente ya sacudida por múltiples frentes de inestabilidad. El líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, ha prometido venganza por el bombardeo del lunes, en el que perdieron la vida dos generales de la poderosa Guardia Revolucionaria. Sin embargo, los analistas consideran que Irán no parece desear en este momento una guerra total contra Israel.
En consecuencia, Teherán deberá calibrar cuidadosamente su respuesta para satisfacer las demandas internas de represalia sin cruzar umbrales que conduzcan a una peligrosa escalada del enfrentamiento con el Estado judío y sus aliados occidentales.
Las opciones de Irán
Entre las opciones que baraja Irán se encuentra desatar a sus milicias y grupos armados aliados contra las fuerzas estadounidenses desplegadas en Irak y Siria, como ya ocurrió en el pasado. Aunque Washington ha advertido contra esos posibles ataques, algunos analistas creen que en esta ocasión Teherán podría optar por atacar directamente intereses israelíes.
“Creo que Irán no quiere una gran guerra entre Israel y Hezbolá en este momento, por lo que cualquier respuesta no vendrá en forma de una gran acción de Hezbolá”, apuntó Elliott Abrams, experto en Oriente Medio del Council on Foreign Relations de EE.UU. “Tienen muchas otras formas de responder… por ejemplo, intentando volar una embajada israelí”.
Otra vía de represalia contemplaría una aceleración del programa nuclear iraní, una movida de alto riesgo que podría invitar a nuevos ataques de Israel o Estados Unidos si Teherán decidiera enriquecer uranio a niveles de grado militar.
“Tanto Israel como Estados Unidos verían cualquiera de estas opciones como una decisión de adquirir una bomba. Así que… están corriendo un gran riesgo. ¿Están preparados para hacerlo? No lo creo”, advirtió una fuente anónima a Reuters.
En medio de este delicado ajedrez, las autoridades iraníes buscarán enviar un mensaje de fuerza a sus aliados regionales sin desatar una escalada incontrolable. “Irán está menos interesado en dar una lección a Israel que en mostrar a sus aliados en Oriente Próximo, que no es débil”, opinó Jon Alterman, del centro de estudios CSIS.
Con numerosos focos de tensión ya activos, desde Siria hasta Yemen, una nueva espiral de violencia entre Irán e Israel amenaza con exacerbar aún más la inestabilidad y los riesgos para la seguridad en un Medio Oriente severamente desgarrado por los conflictos.
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