El relanzamiento de las relaciones bilaterales entre Francia y Brasil, pusieron nuevamente sobre la mesa de discusión el tema de la viabilidad del acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur. El firme bloqueo francés y las divisiones internas dentro del bloque europeo dejaron en una encrucijada el acuerdo de libre comercio tras 25 años de negociaciones.

El Mundo

Durante su reciente visita al gigante sudamericano, el presidente francés, Emmanuel Macron, calificó el acuerdo UE-Mercosur como “muy malo” y propuso la negociación de un nuevo acuerdo que aborde las preocupaciones ambientales y climáticas. Esta postura no es más que el reflejo de la resistencia que viene ejerciendo Francia – y otros estados europeos con importantes sectores agrícolas – a la implementación del acuerdo actual.

En este sentido, si bien Alemania y España apoyan el acuerdo que abriría nuevos mercados para las empresas europeas con una potencial base de 270 millones de nuevos consumidores, países como Francia, Irlanda y los Países Bajos – donde existe un fuerte lobby del sector agrícola – se oponen debido al impacto negativo que podría tener.

Las recientes protestas agrícolas que sacudieron a varios países de Europa intensificaron el debate, al tiempo que presionaron a líderes como Macron para que no aprueben el acuerdo en su forma actual. El temor de los agricultores franceses radica en que, si se aprueba el acuerdo, el mercado se inundará con carne de Brasil y Argentina, sin respetar las normas sanitarias y de producción europeas.

Sudamérica: Una región clave para los intereses energéticos globales

Sin embargo, Elvire Fabry, experta del instituto europeo Jacques Delors, sostiene que el proyecto del acuerdo adquirió una importancia geopolítica mucho mayor de la que tenía en 1999, independientemente de su tamaño económico inicial. Durante los últimos años, Brasil fortaleció sus lazos con China, impulsando una mayor alineación política entre ambas naciones que culminó en la firma de un acuerdo en 2023 que facilita el comercio bilateral utilizando las monedas locales.

Con este nuevo enfoque Brasil-China, sumado a una transición energética que hace necesario el suministro abundante de ciertas materias primas, la Unión Europea tiene incentivos adicionales para fortalecer su comercio con Sudamérica. Considerada como una región rica en litio, cobre, hierro y cobalto.

Es por ello que la Comisión Europea continúa negociando en nombre de los 27 países miembros de la UE en un intento por encontrar un terreno común. Y pese a las tensiones entre las necesidades comerciales, las preocupaciones sociales y ambientales, el Ejecutivo comunitario busca “una base de negociación que ayude a ofrecer garantías a Francia en un contexto de dudas sobre el método para su adopción”, según Fabry.

Fuente: BA TIMES

Redacción
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