Durante su visita de cinco días a China, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, planteó cierta preocupación al primer ministro chino, Li Qiang, por el “exceso de capacidad industrial” del gigante asiático. Principalmente, la funcionaria destacó la sobreproducción china de autos eléctricos (VE), paneles solares y otros bienes de energía limpia, afirmando que la misma “perjudicará a los productores y al empleo en Estados Unidos y otros países”. 

Lo cierto es que la producción de estos bienes de energías limpias, como los autos eléctricos, se han convertido progresivamente en un foco de tensión entre China y Estados Unidos en su constante guerra comercial. Es en este contexto que Biden también ha impulsado leyes para impulsar estas industrias en el país, además de que el ex presidente Donald Trump ha utilizado este punto a su favor en plena campaña electoral. 

fuente: AP

En un informe pasado, el grupo comercial “Alliance for American Manufacturing (AAM)” señaló que el principal fabricante de automóviles chino, BYD, presentó un automóvil todoterreno eléctrico a un precio “asombrosamente bajo” de 14.000 dólares, destacando que esta industria china supone una “amenaza existencial” para los fabricantes estadounidenses. Así también lo destacó el senador demócrata Sherrod Brown, presentando diversas propuestas para “hacer frente a la amenaza de las importaciones de automóviles chinos”. 

Lo cierto es que, según estimaciones, las empresas chinas producen anualmente hasta 10 millones de vehículos eléctricos más de los que pueden vender en el país, según la AAM. Esto genera la necesidad de vender en el extranjero, desplazando industrias nacionales (como la estadounidense que se está propulsando). Según la Agencia Internacional de la Energía, China ha construido una importante industria automovilística que representa el 60% de las ventas mundiales de vehículos eléctricos.

Y aunque la administración Biden impulsó varias leyes para proporcionar apoyo financiero a los productores de energías limpias e impulsar esta industria, China logró presentar una queja ante la Organización Mundial del Comercio sobre estas subvenciones para la compra de coches eléctricos por “violar las normas comerciales”. 

Por lo pronto, tanto China como Estados Unidos se han propuesto mantener conversaciones, aunque Beijing no se ha comprometido a abordarlas con seguridad ya que sus productos “están ayudando al mundo a librar la batalla contra el cambio climático”. Sin embargo, lo que se cuestiona es el exceso de capacidad de fabricación para mantener en pie esta industria, lo cual iría en contra del objetivo medioambiental que se propone en todo el mundo: evitar la sobreproducción y el sobreconsumo en pos de generar un crecimiento sostenible de los productos. 

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Redacción
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