Tras el ataque con cientos de misiles y drones lanzado por Irán contra territorio israelí durante la noche, el gabinete de guerra de Israel se encuentra reunido debatiendo cuál será la respuesta a esta grave provocación de Teherán. Sin embargo, la Casa Blanca y otros aliados occidentales han presionado para evitar una mayor escalada del conflicto en la convulsionada región de Oriente Medio.
Si bien el ejército israelí logró frustrar la mayor parte del ataque con el apoyo de una coalición militar internacional, liderada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia e incluyendo a varios países árabes de la región, el gobierno de Benjamin Netanyahu aún no ha definido los próximos pasos a seguir.
Según declaraciones del portavoz militar israelí, contralmirante Daniel Hagari, esta fue “la primera vez que una coalición de este tipo ha trabajado unida contra la amenaza de Irán y sus representantes en Oriente Próximo”. Jordania, cuyo espacio aéreo fue atravesado por algunos de los misiles iraníes, también se sumó a los esfuerzos de interceptación.
No obstante, el presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió a Netanyahu que Washington no participará en ninguna acción ofensiva contra Irán si Israel decide responder. Desde la Casa Blanca, el portavoz de seguridad nacional, John Kirby, reiteró que aunque continuarán apoyando la defensa israelí, no quieren involucrarse en una guerra abierta.
Esta posición de la administración Biden representa un importante desafío para Netanyahu, quien ha insistido en una línea dura contra Irán y su programa nuclear. Analistas consideran que el ataque iraní pudo haber sido calibrado para causar daños limitados y salvar la cara en Teherán, evitando una gran escalada que podría derivar en un conflicto regional más amplio.
De hecho, Rusia, China, Francia, Alemania y varios países árabes como Egipto, Qatar y Emiratos Árabes Unidos hicieron llamados a la moderación, preocupados por una posible espiral de violencia. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá este domingo para abordar la situación.
La delicada situación tiene lugar en un contexto regional convulsionado, con la guerra en Gaza aún vigente y enfrentamientos entre Israel y grupos aliados de Irán como Hezbolá en el Líbano, las milicias chiitas en Siria, los hutíes en Yemen e incluso en Irak. Tanto Hamás como Hezbolá cuentan con el apoyo de Irán.
Ante este complejo panorama, Israel y sus aliados occidentales se enfrentan a un gran desafío diplomático y militar para responder al ataque iraní sin provocar una mayor escalada de violencia en una región ya profundamente convulsionada.
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