En un enérgico pronunciamiento que augura un recrudecimiento de las tensiones en torno a Taiwán, China ha arremetido contra el último paquete de ayuda militar anunciado por Estados Unidos para la isla, advirtiendo que esta decisión está empujando a la república autónoma hacia una “situación peligrosa”.

La reacción de Pekín se produjo luego de que el Senado estadounidense aprobara un paquete de 95.000 millones de dólares en asistencia bélica para Ucrania, Israel y Taiwán, después de meses de intensos debates sobre el grado de implicación de Washington en conflictos extranjeros.

La Oficina de Asuntos de Taiwán de la China continental no tardó en expresar su firme rechazo a esta medida, afirmando que la ayuda “viola gravemente” los compromisos de Estados Unidos con China y “envía una señal equivocada a las fuerzas separatistas independentistas de Taiwán”.

Según el portavoz de la Oficina, Zhu Fenglian, el Partido Demócrata Progresista (PDP), de tendencia independentista y actualmente en el poder en Taiwán, está dispuesto a “convertirse en un peón para que fuerzas externas utilicen a Taiwán para contener a China, llevando a Taiwán a una situación peligrosa”.

Las tensiones entre China y Taiwán se han agravado en los últimos meses, con Pekín intensificando sus incursiones militares en aguas y espacios aéreos próximos a la isla, en un claro desafío a la soberanía taiwanesa. China reclama toda la isla como parte de su territorio y no descarta el uso de la fuerza para lograr su control.

Por su parte, el presidente electo de Taiwán, Lai Ching-te, ha defendido el paquete de ayuda estadounidense, afirmando que “reforzaría la disuasión contra el autoritarismo en la cadena de aliados del Pacífico Occidental” y “ayudaría a garantizar la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán”.

(Photo by Ulet Ifansasti/Getty Images)

El respaldo militar de Washington a Taiwán se enmarca en un contexto de creciente rivalidad estratégica entre Estados Unidos y China, con ambas potencias compitiendo por la influencia en la región del Indo-Pacífico. Mientras Washington busca fortalecer sus alianzas y contener el avance de Pekín, China considera a Taiwán como una “línea roja” y advierte contra cualquier interferencia externa en lo que considera un asunto interno.

Más allá de las declaraciones airadas, el paquete de ayuda contempla una amplia gama de equipos y servicios destinados a mantener y mejorar las capacidades militares de Taiwán, incluyendo contratos millonarios para la adquisición de aviones de combate F-16V, tanques M1 Abrams y el sistema de cohetes HIMARS, similar al enviado a Ucrania.

Taiwán, por su parte, ha intensificado sus esfuerzos por desarrollar una industria de defensa propia, construyendo submarinos, aviones de entrenamiento y corbetas furtivas, en un intento por contrarrestar la superioridad militar china a través de una estrategia de “guerra asimétrica”.

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Redacción
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