Con la llegada de Lula da Silva al poder en enero de 2023, el gobierno brasileño se puso como objetivo “reindustrializar” la economía. Luego de los gobiernos de Temer y Bolsonaro, la coalición que lidera el Partido de los Trabajadores (PT) consideró que las políticas liberales de ambos mandatarios dañaron el potencial económico del país. Como respuesta, iniciaron la elaboración de un plan para industrializar la economía con foco en la tecnología y la sustentabilidad llamado “Nova Industria Brasil”.

El marco teórico se encuentra influido por la economista Mariana Mazzucato, al orientarse a través de misiones. En total, son 6: fortalecer las cadenas agroindustriales, fortalecer la industria de la salud, mejorar la infraestructura productiva, la transformación digital, bioeconomía y descarbonización, y por último la industria de la defensa. Cada misión cuenta con sus objetivos específicos e instrumentos para promover la oferta y demanda sectorial. En total, el financiamiento entre créditos, subsidios y subvenciones rondará los USD 60 mil millones.

Uno de los actores claves será el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), cuyo rol en el impulso económico de Brasil es crucial durante las últimas décadas. Al frente del plan está el vicepresidente Gerardo Alckim y el Ministerio de Industria, junto a los referentes sectoriales de la política económica, como lo son agricultura, industria, salud, ciencia y tecnología, entre otros.

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En el sector agroindustrial, el objetivo para 2033 es que el 70% de los establecimientos de agricultura familiar estén mecanizados. Además, el plan busca potenciar las industrias locales. De ese 70%, el 95% deberá ser suministrado por proveedores de maquinaria agrícola de Brasil. Luego de la crisis de fertilizantes desatada por la guerra ruso-ucraniana, el abastecimiento de estos insumos para el campo fue clave en los países agroproductores. El plan toma esa preocupación y la incorpora para mejorar la producción de fertilizantes dentro del territorio brasileño.

El plan también buscará reducir los plazos de solicitud de patentes. Aquí Brasil también busca mejorar su posicionamiento en capacidad de investigación y desarrollo, facilitando la creación de propiedad intelectual en su territorio. El contexto internacional y los objetivos de la política exterior “altiva y activa” de Brasil hacen que busque ser referente en el campo de I+D a nivel global y líder en Sudamérica. 

Respecto a la salud, el NIB busca reducir las importaciones de insumos médicos y aumentar la producción nacional al 50%. La política será transversal, al promover desde la investigación y desarrollo de productos farmacéuticos (proceso que dura varios años), hasta el desarrollo de la inteligencia artificial y software aplicados en la salud. El interés del gobierno brasileño es que los resultados se transfieran al sistema público de salud. 

Las finanzas sostenibles orientadas al desarrollo industrial también son centrales dentro del Plan. Entre los instrumentos se encuentran el Mercado Regulado de Carbono, aprobado en 2023 por el Poder Legislativo. También la taxonomía sustentable, que permite unificar criterios para los instrumentos financieros y las categorías ambientales. A diferencia del mercado de carbono, la taxonomía sustentable aún no fue creada en Brasil.

La clave será en cómo Brasil podrá obtener presupuesto para todas las iniciativas que fueron establecidas en las misiones. A nivel internacional y por medio del G20, Brasil busca poner sobre la mesa el impuesto a la riqueza. Pero las estimaciones del superávit fiscal primario (la diferencia entre recaudación y gastos, sin contar los intereses de las deudas) se van reduciendo, hasta alcanzar el 0,5% en 2025. Para 2026, según el proyecto legislativo, de presupuesto será de 0,25%.

Por otro lado, la inflación se está instalando entre las principales preocupaciones de los ciudadanos brasileños y el mismo gobierno. Producto de El Niño, varios de los productos de la canasta básica registraron aumentos en sus precios durante los últimos meses. Esto se trasladó en las encuestas sobre la popularidad de Lula da Silva, ya que a la par del aumento de la inflación, se incrementó la imagen negativa del presidente. Dentro del mismo gobierno hay un frente abierto, puesto que el Ministro de Hacienda, Fernando Haddad, propugna limitar el gasto para reducir la deuda pública gubernamental, mientras que otros sectores buscan aumentarlo para financiar los instrumentos de políticas públicas.

De todos modos, la planificación industrial que está llevando a cabo el gobierno del PT es un reflejo del trabajo de la coalición gobernante. Y ligado a esto, será importante que los distintos sectores del gobierno cooperen para lograr cumplir con las metas ambiciosas. La planificación industrial que propone el gobierno, por último, choca con los intentos liberalizadores del MERCOSUR, que durante años está buscando Uruguay, y actualmente el gobierno argentino. Quedará por ver cómo estos clivajes internos y externos influyen sobre el transcurso de la política industrial de Brasil.

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Joaquín Bernardis
Licenciado en Relaciones Internacionales (UCSF). Investigador en el Observatorio de Política Internacional (UCSF). Consultor en internacionalización. Docente universitario en marketing internacional (UCU). Especializado en desarrollo de negocios con mercados asiáticos (UNRaf).

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