En las últimas semanas, pudimos ser testigos de las diversas protestas que tuvieron lugar en distintas universidades a lo largo y ancho de los Estados Unidos, que desencadenaron en violentos enfrentamientos con la policía que velaba por la restauración del orden en las entidades educativas. Los principales motivos de las mismas fueron, por un lado, pedir por un alto al fuego en Gaza y por el otro, reclamar al gobierno norteamericano que concluya su apoyo al accionar del Estado de Israel en territorio gazatí. Sin embargo, detrás de estos motivos y en épocas donde la falsa información inunda las redes sociales, algunos manifestantes no perdieron la oportunidad de incitar al odio, logrando que la “causa palestina” se mezcle con ideologías relacionadas con el terrorismo yihadista.
Marchas y convocatorias: un caos creciente
Es de público conocimiento la cantidad de marchas y protestas que se desarrollaron alrededor del mundo en apoyo al pueblo palestino a partir del inicio de la guerra en Gaza el 7 de octubre que se desató tras los ataques del grupo terrorista Hamás a Israel y la posterior respuesta del ejército israelí. No obstante, muchas de aquellas protestas, lejos de manifestarse a favor de la paz y el pedido por un alto en fuego, esconden un profundo y marcado sentimiento judeofobo, antisemita y antisionista tal como se pudo ver no solo en países de Medio Oriente como Yemen, Irak, sino también en ciudades como París, Madrid, Londres, New York y Los Ángeles, entre otras.
En aquellas ciudades descriptas anteriormente, el odio supo escabullirse, logrando mezclarse con la causa original que convocaba a los manifestantes. En algunos casos, como lo sucedido en la Universidad de California (UCLA) y en la Universidad de Columbia en New York, las sedes de estas entidades educativas fueron tomadas y allí, los manifestantes montaron tiendas de campaña que impedía el normal desarrollo institucional. En su gran mayoría, los manifestantes eran estudiantes que asistían a dichas universidades, sin embargo, según comunicó el alcalde de New York, Eric Adams, el 40% de la gente que protestaba se trataba de “falsos estudiantes”, muchos de ellos “agitadores” desplegados con el fin de alterar el orden y crear aún más problemas a la seguridad pública. Al día de la fecha, más de 150 personas fueron detenidas en las protestas.
Preocupa el aumento del antisemitismo
Decir que los casos de antisemitismo han ido en aumento desde aquel 7 de octubre no es algo descabellado. Lo cierto es que, tras el inicio de la guerra, los ataques contra personas o entidades judías alrededor del mundo se han multiplicado al punto de llegar a volverse virales imágenes donde algunas casas eran marcadas con esvásticas pintadas en sus puertas y paredes, y que trajeron a la memoria aquellas horripilantes fotografías tomadas en la Alemania de las décadas de 1930-1940.
A pesar de tratarse de un fenómeno que no es nada nuevo, los hechos han generado el repudio y temor de practicantes o no de la religión judía, que ante estos hechos han pedido a las autoridades que tomen cartas en el asunto y refuercen la seguridad en caso de ser necesario.
Con relación a esto último, en las protestas que mencionamos anteriormente, estudiantes judíos denunciaron amenazas contra su integridad física, además de tener impedimentos al intentar acceder a sus respectivas universidades.
El terrorismo que se esconde detrás de las pancartas
Tal como señalamos en el apartado anterior, desde el inicio de la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás -aquel fatídico 7 de octubre pasado-, los discursos de odio, el antisemitismo y la amenaza terrorista han ido en aumento. Con respecto a esto, sin duda alguna, las incitantes provocaciones del líder de Hamás –Khaled Mashal- quien, alzando la voz, llamó a “todos los musulmanes del mundo a levantarse en armas y sumarse a la Yihad Global contra Israel”, a la cual nombró como “Diluvio de Al-Aqsa”, han logrado su cometido como veremos a continuación.
Pocas horas después del pronunciamiento de Khaled Mashal, los principales medios de comunicación del mundo transmitían los violentos levantamientos que se llevaron a cabo en varios de países de Medio Oriente, como así también en algunas ciudades de Occidente. En dichos episodios, la cercanía de las embajadas norteamericanas en El Líbano e Irak se colmaron de miles de personas que energéticamente celebraban el accionar de Hamás y la toma de rehenes pisoteando y quemando banderas estadounidenses e israelíes. En los días consecuentes, también se registraron una serie de atentados terroristas en Francia y Bélgica respectivamente, dejando un saldo de tres personas asesinadas al grito de “Allahu Akbar”, cuya traducción corresponde a “Alá es grande”.
En el caso de las protestas –eje central de este artículo- hubo un hecho que llamó la atención a la vez que sembró preocupación dentro de las autoridades presentes. Se trata de una fotografía que fue tomada en la Universidad de Stanford, en donde se podía observar a un supuesto manifestante que, con el rostro cubierto por un pasamontaña negro, portaba en su frente una vincha de color verde con tipografía árabe blanca similar a la utilizada por los terroristas de Hamás. Inmediatamente, los funcionarios de dicha universidad informaron de la situación al FBI enviándole la fotografía de aquel “manifestante” para que se lo investigara.
Este ejemplo, una vez más, dejaría en claro la delgada y difusa línea existente entre las protestas pro palestinas en contra del accionar israelí, y los distintos grupos que, en su afán por abogar por el fin de la guerra en Gaza, terminan pronunciándose a favor de la organización terrorista Hamás y todo lo malo que ésta representa.
Como si los escenarios bélicos alrededor del mundo – y principalmente la Guerra en Gaza- no serían suficientes, y en días en que la búsqueda de la paz parece avanzar un paso mientras que retrocede otros dos, la violencia y el odio una vez más logran trascender fronteras creciendo cada día más, a la vez que el fantasma del terrorismo –lejos de mantenerse al margen- continúa acechando cada vez más de cerca.
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