El pasado viernes, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que amplía el estatus de Palestina, quedando como Estado observador. No obstante, la misma fue una petición no vinculante y de carácter simbólico, y tuvo lugar luego del veto emitido por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad el 18 de abril, que bloqueó la admisión de Palestina como Estado miembro de pleno derecho de la ONU.
Con una amplia mayoría de 143 votos a favor, 9 en contra (incluidos los de Israel y Estados Unidos) y 25 abstenciones, la resolución afirma que “el Estado de Palestina cualifica para la adhesión a Naciones Unidas” e insta al Consejo de Seguridad a que “reexamine la cuestión favorablemente”. Esto es importante ya que, aunque se trata de un cambio crucial en la lógica internacional, ser Estado observador implica tener voz pero no voto en la Asamblea, y excluye el Consejo de Seguridad.
La resolución aprobada el viernes enumera cambios significativos en el estatus del Estado de Palestina en las reuniones y conferencias de la Asamblea General, incluido su orden en la lista de oradores y la disposición de los asientos. Además, fue aprobada por una abrumadora mayoría en el marco de las críticas internacionales a la larga guerra que Israel libra en Gaza, que inicia tras el ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre pasado pero que continuó con una ofensiva israelí contra la población de Palestina que ya lleva más de 33.000 muertos y miles de desplazados.
La postura de los votos negativos
Sin embargo, el camino hacia el reconocimiento completo de Palestina ha enfrentado obstáculos, especialmente el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad. Por eso aunque esta resolución insta al Consejo a considerar favorablemente la cuestión, las posibilidades son remotas debido al derecho de veto estadounidense: Washington se opone fervientemente a cualquier reconocimiento fuera del acuerdo bilateral entre Palestina e Israel, y advirtió que si este asunto vuelve al Consejo de Seguridad, el resultado será “similar al de abril”.
Estados Unidos mostró que su postura no refleja oposición a la creación de un Estado palestino, declarando: “Hemos dejado muy claro que la apoyamos y que tratamos de impulsarla de forma significativa”, así como también expresó el compromiso del país para con los palestinos y la región. No obstante, el embajador declaró que esta resolución “no resuelve las preocupaciones sobre la solicitud de adhesión palestina planteadas en abril en el Consejo de Seguridad”.
Por su parte, el embajador de Israel, Gilad Erdan, retomó la historia y afirmó que “tras la subida al poder de Hitler, los nazis habían intentado aniquilar al pueblo judío y a todos aquellos que consideraban infrahumanos, pero las fuerzas del bien lucharon para devolver la paz al mundo, y la ONU se fundó para garantizar que semejante tiranía no volviera a levantar la cabeza”. Utilizó este argumento para afirmar que en la Asamblea “se estaba haciendo lo contrario, acogiendo en sus filas a un Estado terrorista”, y que “han abierto las Naciones Unidas al nazismo moderno. Me pone enfermo”.
De manera similar a Estados Unidos e Israel se manifestó Argentina, el único país latinoamericano en votar en contra de la resolución. A diferencia de Brasil, Chile, Venezuela, Bolivia, Colombia, Perú y Uruguay, y otros países de la región que apoyaron la resolución, la decisión argentina representa un giro de 180° en la histórica posición del país frente a este tema. El voto actual denota una diferencia clara con la postura del país, que desde 2010 reconoce a la Autoridad Nacional de Palestina como Estado independiente en sus límites geográficos de 1967.
Y es que la decisión de la República Argentina se enmarca en un nuevo contexto de su política exterior, caracterizado por el alineamiento con Occidente y el apoyo explícito del presidente Javier Milei al Estado de Israel en el conflicto con Hamás. No obstante, la guerra que hoy se libra poco tiene que ver con el territorio y la población de Palestina que, injustamente, sufre los daños y las muertes por un conflicto entre un Estado y un grupo terrorista.
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Los palestinos deben tener su estado, eso solucionaría los problemas que hay en Medio Oriente, al menos en parte. El tema es que Israel no quiere por nada del mundo soltar los territorios que le pertenecen a los palestinos. No sería raro pensar que lo de octubre del año pasado se haya dejado hacer para justificar el avance sobre Gaza y tomar ese territorio para su posterior ocupación por colonos. Hay que darle casa a los nuevos israelíes, claro, el costo lo pagan los palestinos. Esto de la ONU es un avance, pero con EEUU en contra, difícilmente Palestina obtenga status de estado frente a la ONU.