Este sábado, la Embajada de China en la Argentina publicó en redes sociales que “Taiwán pertenece a China”, junto a una línea del tiempo que “lo corrobora”. El informe publicado explica cómo Taiwán siempre fue parte del país, donde el marco temporal comienza en el año 230 y culmina en el 2015, y declara que en 1943 “China había recuperado Taiwán de iure y de facto mediante una serie de documentos con efectos jurídicos internacionales”.
Cabe destacar que Taiwán mantiene activo su reclamo de independencia, que suele tornarse un tema de controversia a nivel internacional. Desde 1949 mantiene una identidad política cultural propia y distintiva, pese a que el gobierno de Beijing sostiene fervientemente, hasta el día de hoy, que la “provincia rebelde” debe ser reunificada.
En este contexto, Argentina durante los últimos años ha reconocido el principio de “una sola China” y ha sido consistente en mantener la postura, considerando a la República Popular China como el único gobierno legítimo. El por qué de la posición argentina se fundamenta en que China se postula como uno de los principales (y más importantes) socios comerciales del país.
No obstante, Argentina ha mantenido en múltiples ocasiones relaciones “no oficiales” con Taiwán, en áreas como el comercio y la cooperación técnica, pero sin necesidad de reconocer formalmente a Taiwán como un Estado independiente.
Sin embargo, desde la llegada de Javier Milei a la presidencia se ha observado un mayor acercamiento hacia Taiwán, principalmente luego de que el gobierno felicitara al candidato libertario luego de ganar las elecciones presidenciales de Argentina en 2023. Asimismo, la canciller Diana Mondino mantuvo reuniones con representantes de Taiwán. Pero estos encuentros no fueron bien considerados por China, quien tomó este acercamiento como una provocación a la cual debía responder.
Hoy en día, las relaciones bilaterales entre Argentina y China se mantienen pacíficas pero con cautela, principalmente porque Beijing no dejará de emitir declaraciones como las recientes para dejar en claro su postura. El principio de una sola China es, definitivamente, un condicionante para sus relaciones exteriores.
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Esta declaración no es cándida. Lo está diciendo en un país donde gobierna un señor que la tiene contra China, cada tanto atacando él o algún ministro contra el gigante asiático, por convicción y para agradar a su amo norteamericano. No es inteligente enfrentarse al segundo socio comercial del país, y además un gran acreedor de nuestra deuda externa. El alineamiento a ultranza puede traernos muchos problemas en un futuro cercano. Lo ideal es un trato ecuánime con todas las potencias del mundo, vamos a un mundo multipolar.