El reciente intento de asesinato del primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, está sacudiendo a toda Europa, avivando los temores de que el ambiente político inflamado en varios Estados miembros pueda tener consecuencias preocupantes para el continente. Este atentado no solo exacerba las tensiones políticas dentro de Eslovaquia, un país ya profundamente dividido en temas como su postura hacia Rusia y la Unión Europea, sino que también se produce en un momento crítico, a pocas semanas de unas elecciones clave en la UE.
El ataque contra Fico es el episodio más extremo de una serie de agresiones y tensiones que están encendiendo las alarmas sobre el aumento de la polarización política y social en Occidente. Frente a estos eventos, surge una pregunta importante ¿Qué consecuencias puede tener este hecho para la política europea y la geopolítica mundial?
¿Qué sucedió con Robert Fico?
A una semana del atentado, Fico sigue en estado grave y con riesgo de complicaciones, aunque su condición se ha estabilizado, según informaron las autoridades este último sábado. El premier de 59 de años recibió cinco disparos a quemarropa cuando salía de una reunión de gobierno en la ciudad de Handlova, al noreste de Bratislava, la capital del país. Tras el atentado, fue sometido a una operación de dos horas el viernes, la cual ha mejorado sus perspectivas de recuperación. “Estamos consiguiendo acercarnos gradualmente a un pronóstico positivo”, afirmó el viceprimer ministro, Robert Kaliniak.
La policía acusó a un hombre identificado por los fiscales como Juraj Cintula del intento de asesinato. Según la prensa local, Cintula, de 71 años, es un exguardia de seguridad de un centro comercial, además de ser conocido como escritor y poeta. Aunque se sostiene que los motivos del atentado son políticos, se cree que actuó por su cuenta. El atacante había expresado públicamente sus opiniones contrarias al gobierno de Robert Fico, especialmente en relación con la decisión de dejar de suministrar ayuda militar a Ucrania.
Robert Fico: Una figura divisiva
La política eslovaca no escapa a la tendencia de otros países europeos y los Estados Unidos, con respecto a su atmósfera polarizada y acalorada. Durante mucho tiempo, la oposición liberal de Eslovaquia considera a Robert Fico como un líder autoritario y tolerante con la corrupción. Estos motivos contribuyeron a su pérdida de poder en 2018, tras el sospechoso asesinato de un periodista eslovaco, un evento que conmocionó al país.
Sin embargo, el regreso de Fico al poder el año pasado, después de haber servido tres mandatos como primer ministro, subraya su continua influencia en la política eslovaca. Tanto él como su partido, Smer, han sido frecuentemente caracterizados como populistas de izquierda, aunque también se les ha comparado con políticos de derecha, como el primer ministro nacionalista de Hungría, Viktor Orbán. Su regreso al poder el año pasado, con un mensaje prorruso y antiestadounidense, ha generado preocupaciones entre los miembros de la Unión Europea y la OTAN sobre un posible cambio en la orientación prooccidental del país, especialmente en lo relacionado con Ucrania.
Eslovaquia, que al inicio de la invasión rusa era uno de los partidarios más firmes de Ucrania, detuvo las entregas de armas, especialmente las municiones vitales para obuses, a Kiev cuando Fico regresó al poder, marcando un cambio en la política exterior del país.
Además, el gobierno de Fico ha intentado reformar los medios estatales, una medida que, según los críticos, podría resultar en un mayor control del Ejecutivo sobre la televisión y la radio públicas. Estos esfuerzos, junto con los planes para modificar el código penal y eliminar un fiscal especial anticorrupción, han suscitado temores entre los opositores de que Fico esté llevando a Eslovaquia hacia un camino más autocrático.
La respuesta a las políticas de Fico ha sido contundente por parte de la población, con miles de manifestantes protestando repetidamente en la capital y en todo el país para expresar su rechazo a sus políticas y demandar cambios.
Sin embargo, el tiroteo provocó reacciones de solidaridad inmediatas por parte de los líderes políticos eslovacos, dejando atrás todas las críticas a Fico. El viceprimer ministro, Tomáš Taraba, culpó directamente a la oposición, acusándola de incitar a la violencia. Por el contrario, Michal Šimečka, líder de la oposición liberal, condenó el ataque e instó a los políticos a evitar una retórica incendiaria que pudiera agravar aún más las tensiones.
Po su parte, la respuesta de la comunidad internacional fue rápida y contundente. La Unión Europea, a través de su presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó enérgicamente el ataque y subrayó la necesidad de proteger la integridad de los procesos democráticos en todos los Estados miembros. Líderes de Alemania, Francia y otros países europeos expresaron su solidaridad con Eslovaquia y destacaron la importancia de la estabilidad en la región. Así, los líderes de la UE, que alguna vez condenaron el tipo de populismo de Fico, se unieron a figuras como Viktor Orban y Vladimir Putin para desearle lo mejor.
En este contexto, aunque Fico podría obtener una simpatía temporal de sus oponentes y calmar momentáneamente las protestas políticas, su retorno al ejercicio pleno de sus funciones podría impulsarlo a acelerar el giro antiliberal de Eslovaquia. Este rumbo desafiaría las expectativas de la comunidad internacional y profundizaría aún más las divisiones políticas en el país.
Implicaciones para la Política Europea del atentado contra Robert Fico
El ataque a Fico está incrementando el riesgo geopolítico dentro de Eslovaquia. Ubicada en Europa Central, la situación geopolítica del país está estrechamente ligada a su posición geográfica. Tras la disolución de Checoslovaquia en 1993, Eslovaquia surgió como una nación más pequeña, sin embargo, su ubicación estratégica a lo largo del río Danubio le otorga acceso a rutas comerciales cruciales, fortaleciendo los vínculos económicos con Europa occidental.
El panorama geopolítico de Eslovaquia es intrínsecamente complejo, ya que equilibra fuertes lazos con la Unión Europea con conexiones históricas con Rusia. Esta ubicación, junto con su membresía en la UE, coloca al país en una posición crítica entre las influencias occidentales y orientales.
En este sentido, el ataque plantea varias cuestiones importantes. Por un lado, el intento de asesinato podría exacerbar el ambiente político interno del país y perjudicar su estabilidad, intensificando la retórica política y profundizando las divisiones, lo que potencialmente podría desestabilizar la actual coalición de gobierno.
Por otro lado, el atentado podría tener ramificaciones geopolíticas, dada la mencionada ubicación geográfica de Eslovaquia entre Europa occidental y Rusia, cerca de la frontera occidental de Ucrania (cercana a Lviv), lo que genera preocupaciones de seguridad en las capitales europeas. Cualquier cambio en la política interna o en el liderazgo podría afectar su política exterior, especialmente en lo que respecta a las sanciones de la UE a Rusia y la dinámica de seguridad regional relacionada con el conflicto en Ucrania.
En cuanto a este último punto, la importancia de Eslovaquia en la guerra de Ucrania no se debe solo a su frontera con el occidente ucraniano, sino también a un asunto crucial para Kiev: la disponibilidad de municiones para resistir a las tropas rusas. Ucrania necesita urgentemente proyectiles de artillería de calibre 155 mm, el estándar de la OTAN, y requiere millones de estos proyectiles. Aunque Europa había prometido entregar una gran cantidad de estas municiones, finalmente solo pudo entregar la mitad.
En este contexto, la relevancia de Eslovaquia radica en que cuenta con una de las mayores fábricas de munición de la OTAN en toda Europa, produciendo miles de proyectiles. Un eslogan clave de la campaña electoral de Robert Fico el año pasado fue “no enviar ni una sola bala a Ucrania”. Por este motivo, la llegada al poder de un presidente considerado prorruso y opositor a la estrategia atlántica es especialmente relevante para Eslovaquia. Desde el punto de vista militar, tener un aliado en este país es de suma importancia para Putin.
El ataque también ha desencadenado una ola de desinformación y manipulación, con operaciones informativas que buscan influir en la percepción pública tanto dentro como fuera de Eslovaquia. Incluso antes de que la noticia del intento de asesinato se conociera en Occidente, Margarita Simonyan, editora en jefe del medio RT, controlado por el estado ruso, recurrió a Telegram para declarar que Fico había sido atacado por sus simpatías prorrusas. Los primeros informes en internet han vinculado al presunto asesino con intereses tanto rusos como pro-UE. A primera hora de la tarde, la policía eslovaca emitió una declaración en su página oficial de Facebook, instando a los medios de comunicación y al público en general a abstenerse de utilizar sistemas de comentarios para frenar la marea de especulaciones peligrosas y discursos de odio.
Esta situación genera preocupaciones, ya que en menos de un mes los ciudadanos de los veintisiete estados miembros de la UE emitirán sus votos para decidir el futuro de Europa. Sea cual sea el tema que predominara antes en las elecciones de la UE, ahora el intento de asesinato también forma parte del debate. Aunque Eslovaquia puede tener una relevancia baja en el día a día de los ciudadanos europeos, su situación política podría anticipar tendencias más amplias de polarización entre liberales y ultraconservadores en la campaña electoral europea y más allá.
En resumen, el ataque contra Fico no solo plantea desafíos inmediatos para la estabilidad interna de Eslovaquia, sino que también tiene el potencial de influir en las dinámicas políticas y de seguridad en toda Europa. La respuesta a este evento y sus implicaciones futuras requerirán una cuidadosa gestión por parte de los líderes europeos y una atención continua a la situación en Eslovaquia.
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