Noruega, Irlanda y España anunciaron el miércoles su decisión de reconocer un Estado palestino el 28 de mayo, profundizando el aislamiento diplomático de Israel tras su conflicto con Hamás en Gaza. Esto desencadenó una respuesta inmediata del Gobierno israeli que condenó las decisiones y retiró a sus embajadores de las tres capitales.
En este sentido, los tres países argumentaron que la decisión es una medida destinada a acelerar los esfuerzos para asegurar un alto el fuego en el conflicto de Israel con Hamás en Gaza. Estos anuncios fueron recibidos con entusiasmo por los palestinos, quienes ven esto como un respaldo a su aspiración de establecer un estado en los territorios ocupados por Israel desde 1967.
“Esperamos que nuestro reconocimiento y nuestras razones contribuyan a que otros países occidentales sigan este camino, porque cuanto más seamos, más fuerza tendremos para imponer un alto el fuego, para lograr la liberación de los rehenes retenidos por Hamás, para relanzar la lucha política proceso que pueda conducir a un acuerdo de paz“, dijo al Parlamento el presidente español, Pedro Sánchez citado por Reuters.
Mientras que el primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Store, afirmó que la única solución política posible entre israelíes y palestinos es dos Estados que convivan uno al lado del otro de forma pacífica y segura. El ministro de Asuntos Exteriores, Espen Barth Eide, dijo que no espera que el reconocimiento detuviera la guerra en Gaza, pero si es un factor clave para una iniciativa de paz liderada por los árabes.
Por su parte, el primer ministro irlandés, Simon Harris, declaró durante una conferencia de prensa en Dublín que Irlanda también seguirá reconociendo inequívocamente el derecho de Israel a existir “de forma segura y en paz con sus vecinos“. Además, pidió la liberación de todos los rehenes en Gaza.
Israel se opone a un Estado Palestino
En reacción a los anuncios europeos, el Ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, realizó una visita controvertida al recinto de la mezquita de Al-Aqsa, un lugar sagrado tanto para musulmanes como para judíos. Este acto, que tiene el potencial de incrementar las tensiones en la región, subraya la oposición de Israel a la declaración de un Estado palestino.
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