Este domingo, y luego de múltiples días sin que sucediera, las sirenas de aproximación de un ataque comenzaron a sonar en Tel Aviv. Según los informes, Hamás disparó decenas de cohetes desde Gaza que, aunque no se informaron víctimas de inmediato, dejó daños infraestructurales.
El ala militar de Hamás reivindicó el ataque y se oyeron lanzamientos de cohetes en el centro de Gaza, además de que el ejército israelí afirmó que ocho proyectiles cruzaron a Israel desde Rafah y que “varios de ellos” fueron interceptados.
En simultáneo, varios camiones de ayuda entraron en Gaza desde el sur de Israel, en virtud de un nuevo acuerdo para evitar el paso fronterizo de Rafah con Egipto. Cabe destacar que El Cairo se niega a reabrir su lado del paso fronterizo de Rafah hasta que se devuelva el control del lado de Gaza a los palestinos, motivo por el cual acordó desviar el tráfico a través del cruce israelí de Kerem Shalom lo cual fue conversado con Joe Biden.
Anterior a los antecedentes recientes, Netanyahu, líder israelí, afirmó que su país debe tomar Rafah para “eliminar los batallones que le quedan a Hamás y lograr una victoria total”. Los dichos del mandatario demuestran, una vez más, que la guerra está lejos de terminar, y que un posible alto al fuego se disipa a medida que transcurren los días y no se reanudan las negociaciones entre las partes.
En este contexto donde un alto al fuego se ve cada vez más lejano, el pasado sábado se produjeron enfrentamientos entre la policía y manifestantes en el mismo lugar en el que hoy impactaron cohetes desde Gaza: Tel Aviv. El motivo principal fue que miles de personas se movilizaron para exigir la devolución de rehenes, pidieron la dimisión de Netanyahu y exigieron nuevas elecciones.
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