El pasado viernes, finalizando el mes de mayo, se reunieron los ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN en la capital checa para preparar la cumbre de líderes próxima, donde un tema focal acaparó la agenda: las restricciones sobre el uso de sus armas por parte de Ucrania.
Los países parte comenzaron a eliminar uno por uno estas restricciones al uso que Kiev puede hacer del armamento suministrado por Occidente para combatir su lucha contra Rusia. El incentivo fue la luz verde por parte de Joe Biden para utilizar munición estadounidense en pos de defender Járkov, ya que un día después ministros de Holanda, Finlandia, Polonia y Alemania, entre otros, expresaron su aprobación a la decisión. Afirmaron que Ucrania tiene “el derecho absoluto a defenderse de ataques originados en suelo ruso”.
El mayor apoyo a Kiev manifestado en la reunión de la OTAN comenzó a hacerse más claro luego de que Moscú lanzara ataques de artillería contra Járkov desde su territorio, hecho que provocó pedidos de ayuda por parte de Zelensky.
Junto con el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien insinuó que esta semana se avecinaba “un cambio en la postura de Washington”, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, declaró que “Rusia ha atacado a Ucrania, (que) tiene derecho a defenderse. Y eso incluye también atacar objetivos militares legítimos dentro de Rusia. Se trata de defender el derecho internacional: el derecho de Ucrania a la autodefensa”.
“Si nos fijamos en el campo de batalla ahora, Rusia está lanzando ataques contra el suelo de Ucrania desde suelo ruso con artillería, misiles y concentrando tropas. Y, por supuesto, a Ucrania le resulta muy difícil defenderse si no se le permite utilizar armas avanzadas para repeler esos ataques”, fue el argumento central de Stoltenberg en la reunión.
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