El 11 de junio, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó que 49 personas murieron y otras 140 estaban desaparecidas debido a un naufragio en el golfo de Adén, la embarcación había partido desde Basado, Somalia. La ruta de migración marítima desde Etiopía, Somalia y Djibouti, conduce a los migrantes hacia Yemen con el objetivo de llegar al destino deseado, Omán o Arabia Saudita. 

En Yemen las condiciones para los migrantes empeoran. Entre los casos de violencia de género, discriminación, trata de personas, falta de oportunidades laborales y conflicto por los recursos escasos, los migrantes se enfrentan a un clima adverso, recorriendo lugares remotos y desérticos, lluvias y olas de calor. Al llegar a la frontera, la situación es aún más peligrosa. En 2023, Human Rights Watch denunció a Arabia Saudita por el asesinato de migrantes etiopies que intentaban llegar al país desde Yemen. 

Desde 2014, Yemen afronta una violenta guerra civil entre hutíes y una coalición de países árabes liderada por Arabia Saudita. A ello, se agrega que Yemen es un país vulnerable a los efectos del cambio climático, lo cual agrava la crisis humanitaria de los yemeníes y de migrantes que se encuentran en el país. En particular, el país está expuesto a sequías, inundaciones, brotes de enfermedades,  tormentas severas y el aumento del nivel del mar.

A su vez, los desplazados internos van en aumento, yemeníes obligados a huir y dejar sus hogares para instalarse en otro lugar dentro de las fronteras del país. De acuerdo al último informe publicado por Internal Displacement (IDMC), Yemen se encuentra entre los países con mayor desplazamientos y en 2023 alrededor de 320.000 personas se desplazaron internamente. De ese número, 80.000 fueron desplazados a causa del conflicto y la violencia, mientras que 240.000 debido a desastres.

Los eventos climáticos extremos han llevado al país de la península arábiga, desde sequías severas a inundaciones por las intensas lluvias. En octubre de 2023, la tormenta tropical Tej afectó a los estados de Al Mahrah y  Hadramawt. Aproximadamente 65.000 personas debieron desplazarse hacia otras regiones, la tormenta provocó daños en la infraestructura, las vías de comunicación y el sistema de salud se vio colapsado. 

Los cambios en las temperaturas y precipitaciones agravaron la inseguridad alimentaria, la escasez de agua y el deterioro en el acceso a los servicios de salud, en especial, para mujeres y niñas. El último reporte del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) refiere a que frente al conflicto y los desastres naturales, las más afectadas son las mujeres en el acceso a la salud reproductiva. 

Como indica UNFPA, en las zonas rurales, la falta de lluvias afectó a la producción y la cría de ganado, ello obligó a las mujeres a desplazarse, entre ellas embarazadas, quedando expuestas a situaciones de violencia de género. Yemen tiene una de las tasas de mortalidad materna más altas del mundo y alrededor de 5 millones de mujeres necesitan servicios de salud reproductiva.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), anuncia una nueva temporada de lluvias intensas con efectos negativos para la producción y para las comunidades ya afectadas por las inundaciones, por lo que se advierte del riesgo de propagación de enfermedades. Yemen se ha convertido en una trampa para los desplazados internos y los migrantes del Cuerno de África, es un ejemplo de cómo para los sectores vulnerables la alternativa de huir por la crisis climática y humanitaria, acarrea un peligro aún mayor. 

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