En los últimos 20 años como miembros de la OTAN, los estados bálticos han logrado una notable transformación en su postura estratégica, capacidades militares e interdependencia con sus aliados de la OTAN.
Inicialmente considerados como países de enfoque limitado y con un territorio difícil de defender, Lituania, Letonia y Estonia se han convertido en ejemplos destacados dentro de la OTAN. Han demostrado una comprensión profunda de la seguridad regional y han tomado medidas para mejorar su preparación, incluyendo avances en ciberseguridad, seguridad energética, comunicación estratégica y gasto en defensa. Estos logros sirven como modelo para otros miembros de la OTAN que a menudo carecen de la ambición de invertir más en su seguridad y defensa, mostrando cómo convertir limitaciones en oportunidades.
Objetivo principal: reconectar con Occidente
Después de recuperar su independencia en la década de 1990, los estados bálticos comenzaron a reconstruir sus fuerzas armadas, enfrentando limitaciones como el bloqueo energético ruso, problemas financieros y la presencia de tropas rusas hasta mediados de los años 90. Sin embargo, motivados por la aspiración de unirse a la OTAN, implementaron reformas y, en 2004, se convirtieron en miembros de pleno derecho, un logro significativo tras 50 años bajo la Unión Soviética.
Aun así, decididos a fortalecer su posición, participaron en la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) en Afganistán desde 2005, mejorando así su interoperabilidad con las fuerzas aliadas.
Las fuerzas armadas bálticas fueron transformadas en unidades ligeras y flexibles para la guerra irregular y la cooperación en operaciones de gestión de crisis. Estonia mantuvo el servicio militar obligatorio, mientras que Lituania y Letonia lo abolieron, confiando excesivamente en la capacidad de apoyo inmediato de la OTAN en caso de crisis. Sin embargo, esta confianza resultó peligrosa, dejando vulnerabilidades significativas.
Segundo objetivo: cerrar las brechas de seguridad
Desde 2004, la OTAN ha brindado apoyo aéreo a los estados bálticos a través de la Misión de Vigilancia Aérea, la cual se amplió tras la anexión de Crimea en 2014. Los estados bálticos también promovieron la ampliación de la agenda de la OTAN para incluir ciberseguridad, seguridad energética y comunicación estratégica.
Tercer objetivo: mejorar la postura estratégica
Desde la anexión de Crimea y la invasión de Ucrania en 2022, se han tomado importantes decisiones para mejorar la postura estratégica en los estados bálticos. Han aumentado significativamente su gasto militar y han restablecido el servicio militar obligatorio. La OTAN también ha reforzado su presencia en la región con tropas multinacionales. En la cumbre de Vilna en 2023, se acordó mejorar la defensa aérea y otros aspectos logísticos cruciales.
Las medidas prácticas tomadas por los estados bálticos, en el contexto de su apoyo inquebrantable a Ucrania, demuestran su comprensión de la seguridad europea y su compromiso con ella. Sus esfuerzos en defensa y su creciente cooperación con la OTAN sirven de modelo para otros países y regiones de la OTAN, mostrando cómo adaptarse a las nuevas realidades de seguridad en Europa.
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Fuente: Eurasia Review