Corea del Sur anunció que está evaluando la posibilidad de suministrar armas a Ucrania. Esta decisión, que marcaría un cambio radical en la política exterior surcoreana, surge como respuesta directa al reciente acuerdo estratégico firmado entre Rusia y Corea del Norte. El pacto entre Moscú y Pyongyang, rubricado durante la visita del presidente ruso Vladímir Putin a la capital norcoreana, ha encendido las alarmas en la comunidad internacional. Según lo informado por la Agencia Central de Noticias de Corea del Norte, el acuerdo establece que, en caso de que uno de los países sea invadido o se vea envuelto en una guerra, el otro deberá proporcionar “asistencia militar y de otro tipo” utilizando “todos los medios a su disposición sin demora”.
Chang Ho-jin, asesor de seguridad nacional del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, manifestó que Seúl reconsiderará su postura sobre el envío de armamento a Ucrania. Hasta ahora, Corea del Sur se había limitado a proporcionar ayuda humanitaria y apoyo logístico a Kiev, adhiriéndose a su política tradicional de no suministrar armas a países involucrados activamente en conflictos.
Corea del Sur condenó el acuerdo entre Rusia y Corea del Norte
La oficina del presidente Yoon condenó enérgicamente el acuerdo ruso-norcoreano, calificándolo como una amenaza directa a la seguridad de Corea del Sur y una violación flagrante de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. “Es absurdo que dos partes con un historial de guerras de invasión se comprometan ahora a cooperar militarmente bajo la premisa de un ataque preventivo de la comunidad internacional que nunca se producirá”, expresó la presidencia surcoreana en un comunicado.
Este nuevo escenario plantea un desafío sin precedentes para la diplomacia surcoreana. Como potencia emergente en la industria armamentística global y con un ejército respaldado por Estados Unidos, Corea del Sur se encuentra ahora en la disyuntiva de mantener su política de no intervención o involucrarse más activamente en el conflicto ucraniano para contrarrestar la creciente influencia rusa en la región.
El acuerdo entre Rusia y Corea del Norte no solo reaviva los fantasmas de la Guerra Fría, sino que también redibuja las líneas de alianzas en el noreste asiático. Kim Jong Un describió el pacto como el “tratado más sólido de su historia”, elevando la relación bilateral al nivel de una alianza estratégica. Por su parte, Putin lo calificó como un “documento innovador” que refleja el deseo común de llevar las relaciones a un nivel superior.
Repercusiones globales
La comunidad internacional observa con preocupación estas maniobras diplomáticas, temiendo que puedan desembocar en un intercambio de tecnología militar avanzada entre Rusia y Corea del Norte. Estados Unidos y sus aliados han expresado su inquietud ante la posibilidad de que Pyongyang suministre municiones a Moscú para su guerra en Ucrania, a cambio de asistencia económica y transferencias tecnológicas que podrían fortalecer el programa nuclear y de misiles norcoreanos.
En este contexto de creciente tensión, la decisión de Corea del Sur de considerar el envío de armas a Ucrania podría tener repercusiones significativas. No solo alteraría el equilibrio de poder en la península coreana, sino que también podría desencadenar una escalada en la carrera armamentística regional.
La península coreana se encuentra en su punto de tensión más alto en años, con pruebas armamentísticas de Corea del Norte y ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, intensificándose en un ciclo de acción y reacción. La posible decisión de Seúl de suministrar armas a Ucrania podría elevar aún más estas tensiones, convirtiendo la región en un polvorín geopolítico.
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