Los debates presidenciales representan un dilema recurrente para un país que busca una nueva dirección política. Sin embargo, a menudo se caracterizan más por detalles triviales de personalidad, el espíritu de la época y errores notables que por argumentos ideológicos de alto nivel.
El debate del jueves por la noche, organizado por CNN entre el presidente Joe Biden y el expresidente Trump, podría convertirse en un enfrentamiento teatral entre dos hombres que se desprecian abiertamente. Sin embargo, el contenido político de un debate presidencial rara vez ha sido tan crucial como en esta ajustada carrera hacia la Casa Blanca.
Estados Unidos se enfrenta a un momento peligroso, dividido internamente por la política y la cultura, mientras se agravan múltiples crisis de política exterior. La elección de noviembre determinará, como en el poema de Robert Frost, uno de dos caminos divergentes sin posible retorno.
¿Por qué este debate es más importante que los demás?
El intento de Trump de recuperar la presidencia, después de haber cuestionado los resultados de la elección anterior, plantea importantes preguntas sobre el futuro del sistema democrático. Sus partidarios proponen una revisión significativa de la burocracia y cambios en puestos judiciales y de inteligencia.
A pesar de un mercado laboral fuerte, muchos estadounidenses están preocupados por los altos precios y el costo de los préstamos. La pandemia ha dejado una sensación de inseguridad económica que Biden prometió restaurar, aunque muchos aún no ven mejoras. La anulación del derecho constitucional al aborto ha creado una profunda división ideológica y religiosa en el país, que Biden busca usar a su favor, aunque también enfrenta desafíos con la crisis migratoria en la frontera sur.
En el ámbito internacional, Estados Unidos enfrenta desafíos significativos. El sistema mundial, que ha sostenido su poder durante décadas, está bajo presión de países como Rusia y China. Biden ha trabajado para fortalecer la OTAN y contrarrestar las amenazas en Ucrania y Europa, así como para enfrentar el ascenso de China. La guerra en Gaza añade otra capa de complejidad a la política exterior, con Trump advirtiendo sobre posibles conflictos mayores.
Algunos exfuncionarios de su administración advierten que podría intentar retirar a Estados Unidos de la OTAN si es reelegido. Los votantes deberán decidir entre la política exterior internacionalista tradicional de Biden (que no le está dando grandes resultados) y el enfoque aislacionista de Trump (que su desenlace es todavía una incógnita).
Dos legados en juego
Por primera vez, dos presidentes se enfrentarán en un debate, con sus legados bajo escrutinio. Ambos candidatos, mayores de 80 años, buscan demostrar que sus políticas pueden resolver los problemas del país.
El primer mandato de Trump mostró su enfoque personal en la presidencia, aunque su campaña actual y los grupos conservadores han desarrollado planes que podrían cambiar significativamente la gobernanza estadounidense en un segundo mandato. Sus políticas tienden a beneficiar a los estadounidenses en cuanto a menor injerencia del estado en los asuntos individuales, abogando por menos impuestos y mayor crecimiento económico, quizás en detrimento de un mayor gasto público que busque reducir la desigualdad.
Por otro lado, Biden y la vicepresidenta Kamala Harris destacan frecuentemente los logros de su administración en áreas como economía, salud, cambio climático y derechos civiles. A pesar de sus logros legislativos, Biden enfrenta el desafío de comunicar efectivamente estos logros y mejorar la percepción económica de los votantes.
La cobertura del debate se centrará en los intercambios verbales y la energía de los candidatos, pero las consecuencias más significativas se verán después de la toma de posesión el 20 de enero de 2025.
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Fuente: CNN