El pasado 9 de junio, apenas unas horas después de la finalización de los comicios del Parlamento Europeo, el presidente francés Emmanuel Macron sorprendió al mundo al llamar a elecciones legislativas anticipadas en su país. Con esa arriesgada jugada, Macron buscaba frenar el avance de la extrema derecha en Francia, fuerza que ese mismo día arrasaba en las elecciones europeas.
Sin embargo, tras los resultados del pasado 30 de junio, la conclusión es que Macron se equivocó: los franceses, lejos de temer un triunfo de Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, volvieron a respaldar al partido de extrema derecha, el cual obtuvo el 34% de los votos.
Por su parte, el centrista partido de Macron ni siquiera pudo terminar en el segundo lugar y, con el 20,3% de los votos, quedó por detrás de la alianza de izquierda NFP (28,1%).
Pero, en lo que quizás sean las horas más oscuras para Macron desde que llegó al poder allá por 2017, el sistema electoral francés le dará al líder galo una segunda oportunidad para frenar al RN.
Específicamente, las elecciones legislativas en Francia se desarrollan por circunscripción, lo que implica que los candidatos deben obtener más del 50% de los votos para imponerse en la primera ronda.
Y a esto se suma que, con tan solo obtener el 12,5% de los votos, cualquier candidato se clasifica a la segunda vuelta, lo que ha generado que en la mayoría de las circunscripciones haya hasta tres aspirantes al puesto.
Por ello, este 7 de julio se celebrará una segunda vuelta en el país galo para definir a los ganadores de más de 300 escaños.
La búsqueda de un “frente republicano”
Tanto Marine Le Pen como Jordan Bardella han dicho que el RN solo formará gobierno si obtiene los escaños necesarios para contar con una mayoría propia.
Así, en el caso de poseer 289, el propio Bardella se convertiría en el nuevo primer ministro de Francia, lo que daría inicio a un nuevo período de “cohabitación” en el país galo, ya que, pase lo que pase, Macron continuará en el poder hasta 2027.
Sin embargo, intentando evitar que la extrema derecha forme gobierno, el mandatario está intentando recrear el ya conocido “frente republicano”.
En pocas palabras, esto implica que la mayoría de los partidos de centro y de izquierda se unen contra la extrema derecha, tal como sucedió en 2002 cuando Jacques Chirac derrotó en las elecciones presidenciales al padre de Marine Le Pen, Jean-Marie.
Incluso, el propio Macron derrotó a Marine con esta estrategia en el balotaje presidencial de 2022.
Es por ello que, en las últimas horas, los candidatos de los partidos centristas e izquierdistas que quedaron terceros en la primera ronda se han retirado para favorecer a quienes quedaron segundos, incrementando las posibilidades de estos en detrimento de RN.
Según el periódico francés Le Monde, unos 218 candidatos que debían competir en la segunda vuelta se han retirado: del total, 130 eran de izquierda y 82 del partido Ensemble de Macron.
Ante esta situación, y si se tiene en cuenta que no pueden convocarse nuevas elecciones anticipadas hasta dentro de un año, lo más probable es que ningún partido obtenga la mayoría, lo que derivaría en una “parálisis política” en el Parlamento francés, ya que sería muy difícil nombrar a un nuevo primer ministro.
Sin embargo, aún no debe descartarse que RN alcance los 289 escaños, principalmente si se tiene en cuenta que el partido ha realizado un gran esfuerzo para moderarse e incluso atraer nuevos votantes.
Así, en ese hipotético caso, Francia viviría su cuarto período de cohabitación entre un presidente y un primer ministro de diferentes partidos, aunque esta sería la primera vez que sucede con la extrema derecha.
En ese caso, Macron continuaría encargándose de la política exterior y de defensa, aunque quedaría totalmente relegado de los asuntos internos del país.
Quizás, como consuelo, podría utilizar su cargo para exponer las falencias del RN a la hora de gobernar, intentando deteriorar la imagen del partido de extrema derecha de cara a las elecciones presidenciales de 2027, comicios en los que Macron ya no puede presentarse y en los que, según los sondeos, Le Pen tiene mayores probabilidades de imponerse.