Desde el comienzo de la guerra en Ucrania con la invasión rusa el 24 de febrero de 2022, el campo de batalla en Europa del Este ha sido objeto de pruebas de nuevas tecnologías militares. Tal es el caso de los drones autónomos y armas inteligentes, cuya aplicación en el combate ha abierto nuevos interrogantes éticos y legales.
La tecnología militar en Ucrania
Vyriy es sólo una de las muchas empresas ucranianas que están trabajando en un gran avance en la militarización de la tecnología de consumo, impulsada por la guerra con Rusia. La presión para ser más ingeniosos que el enemigo, junto con enormes flujos de inversión, donaciones y contratos gubernamentales, ha convertido a Ucrania en un Silicon Valley para drones autónomos y otras armas.
Lo que las empresas están creando es tecnología que hace que el juicio humano sobre apuntar y disparar sea cada vez más tangencial. La amplia disponibilidad de dispositivos listos para usar, software fácil de diseñar, algoritmos de automatización potentes y microchips de inteligencia artificial especializados ha llevado una carrera de innovación letal a un territorio inexplorado, alimentando una posible nueva era de robots asesinos.
Las versiones más avanzadas de la tecnología que permite a los drones y otras máquinas actuar de forma autónoma han sido posibles gracias al deep learning, una forma de IA que utiliza grandes cantidades de datos para identificar patrones y tomar decisiones.
El deep learning ha ayudado a generar populares modelos de lenguaje de gran tamaño, como el GPT-4 de OpenAI, pero también ayuda a que los modelos interpreten y respondan en tiempo real a las imágenes de vídeo y de cámara. Eso significa que el software que una vez ayudó a un dron a seguir a un snowboarder por una montaña ahora puede convertirse en una herramienta mortal.
Los peligros éticos de los drones autónomos
Si bien estas armas no son tan avanzadas como los costosos sistemas de grado militar fabricados por Estados Unidos, China y Rusia, lo que hace que los desarrollos sean significativos es su bajo costo (apenas miles de dólares o menos) y su fácil disponibilidad.
A excepción de las municiones, muchas de estas armas se construyen con código que se encuentra en línea y componentes como computadoras para aficionados, como Raspberry Pi, que se pueden comprar en Best Buy y en una ferretería. Algunos funcionarios estadounidenses dijeron que les preocupaba que las capacidades pronto pudieran usarse para llevar a cabo ataques terroristas.
Para Ucrania, las tecnologías podrían proporcionar una ventaja contra Rusia, que también está desarrollando dispositivos asesinos autónomos, o simplemente ayudarla a mantener el ritmo. Los sistemas aumentan las apuestas en un debate internacional sobre las ramificaciones éticas y legales de la IA en el campo de batalla.
Los grupos de derechos humanos y los funcionarios de las Naciones Unidas quieren limitar el uso de armas autónomas por temor a que puedan desencadenar una nueva carrera armamentista global que podría salirse de control. En Ucrania, tales preocupaciones son secundarias cuando su propia existencia está en juego.
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