Ucrania enfrenta una crisis de deuda ante el inminente fin de una moratoria de dos años sobre US$20.000 millones en bonos, lo que la obliga a reanudar los pagos de intereses a acreedores privados o entrar en default. Hasta ahora, las negociaciones para una reestructuración de la deuda no han dado fruto, con desacuerdos sobre cuánto deben ceder los inversionistas.

Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania

Perspectiva económica de Ucrania

Con la invasión rusa entrando en su tercer año, Ucrania busca reducir sus pagos de deuda para destinar más recursos a la guerra y al mantenimiento de los servicios gubernamentales. Sin embargo, Kiev necesita al mismo tiempo conservar buenas relaciones con los acreedores para la futura reconstrucción económica tras el conflicto.

Actualmente, Ucrania utiliza casi todos sus ingresos internos para financiar la guerra, mientras que la ayuda fiscal de la Unión Europea, EE. UU., y el FMI cubre los servicios sociales.

En abril, los legisladores estadounidenses aprobaron un paquete de ayuda de US$61.000 millones, con US$7.800 millones destinados al apoyo presupuestario y el resto para el esfuerzo bélico. El ministro de Finanzas de Ucrania, Serhiy Marchenko, afirmó que la ayuda cubrirá el presupuesto de este año, aunque las perspectivas para 2025 siguen siendo inciertas, con un posible déficit de hasta US$12.000 millones si la guerra continúa al ritmo actual.

En este contexto, la capacidad financiera de Ucrania depende de la evolución de la guerra, lo cual complica cualquier pronóstico certero. Recientemente, Rusia intensificó los ataques a infraestructuras críticas, habiendo lanzado un ataque con misiles hipersónicos el pasado 8 de julio.

Por otra parte, se espera que el rendimiento económico de este año sea del 3.5%, siendo menor al 4.6% pronosticado anteriormente. Además, el PIB sigue siendo un 25% inferior al nivel previo a la invasión rusa en febrero de 2022.

Negociaciones con los acreedores

El pasado 14 de junio, una comitiva ucraniana mantuvo rondas de negociaciones con los acreedores privados, pero las partes no lograron llegar a un acuerdo debido a que los tenedores de bonos rechazaron el plan de cancelación de deuda propuesto por Ucrania. El gobierno buscaba una reducción de hasta 60 centavos por cada dólar adeudado, mientras que los inversionistas sólo aceptaban pérdidas del 22.5%.

Ucrania sugirió retrasar sus obligaciones de los pagos de cupón, intercambiando los bonos actuales por nueva deuda con vencimientos hasta 2040 y pagos de intereses que comenzarían en 1% los primeros 18 meses, incrementándose gradualmente hasta 6%. El gobierno ucraniano también ofreció un instrumento de contingencia estatal que podría pagar después de 2027, vinculado a los objetivos fiscales del FMI.

El peligro del default

Para evitar entrar en un default soberano, Ucrania necesita mantener buenas relaciones con los inversionistas privados. Con la moratoria de pagos cerca de expirar, las partes deben reestructurar la deuda o extender la pausa. Según JP Morgan Chase & Co., podría ser posible una extensión de la moratoria por unos meses en lugar de otros dos años.

La moratoria actual terminará con el pago del cupón de un bono con vencimiento en 2026 que vence el próximo 1 de agosto. En caso de que el gobierno ucraniano no pague los intereses luego de un periodo de 10 días, podría entrar en un costoso default.

Desde el fin de las negociaciones formales, asesores de ambas partes han continuado discutiendo y se espera un aumento en las conversaciones tras la evaluación económica y de deuda del FMI. Marchenko confía en que se llegará a un acuerdo antes de la fecha límite. Actualmente, la base de tenedores de bonos de Ucrania está fragmentada, con un comité de negociaciones que representa alrededor del 20% de la deuda pendiente. Empresas tales como Amundi SA, BlackRock Inc., Pimco y Amia Capital LLP forman parte de este grupo.

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