Durante este año, los funcionarios estadounidenses han estado informando en privado y en público a sus homólogos chinos que Estados Unidos está firmemente comprometido con sus compromisos de alianza con Filipinas. Este mensaje pretende ser una advertencia para que China no pruebe los límites de la tolerancia estadounidense hacia sus intentos de obstruir el acceso a Second Thomas Shoal, un arrecife en el Mar de China Meridional donde un barco filipino encallado, el Sierra Madre, sirve como puesto avanzado para los soldados filipinos. En mayo, el presidente filipino Ferdinand Marcos, Jr., advirtió en el Diálogo Shangri-La en Singapur que si un ciudadano filipino muere por un acto intencional, podría considerarse un acto de guerra, lo que podría activar el tratado de defensa mutua de 1951 con Estados Unidos.
A pesar de esta advertencia, Beijing ha continuado intentando impedir que Filipinas reabastezca el Sierra Madre. Filipinas ha logrado reforzar el puesto de avanzada en los últimos meses, pero el 17 de junio, la guardia costera china chocó intencionalmente con un barco de reabastecimiento filipino. Los militares chinos, armados con hachas, machetes y lanzas improvisadas, causaron la pérdida de un dedo a un marinero filipino en la escaramuza que siguió. Un video del enfrentamiento se volvió viral. Los buques chinos y filipinos siguen operando cerca unos de otros, y el riesgo de que un incidente provoque la muerte de un soldado filipino sigue siendo alto, lo que podría activar el Tratado de Defensa Mutua entre Estados Unidos y Filipinas y llevar a las fuerzas estadounidenses y chinas al borde del conflicto.
El Second Thomas Shoal tiene un gran peso simbólico para Estados Unidos, China y Filipinas. Washington considera que la lucha por Second Thomas Shoal amenaza la credibilidad de sus compromisos de seguridad, que sustentan la posición de Estados Unidos en Asia y en todo el mundo. Para Manila, el Second Thomas Shoal se ha convertido en un símbolo nacional de la determinación del país de hacer frente al acoso chino y defender el derecho internacional. Beijing, por su parte, cree que ha actuado con moderación al no desalojar el Sierra Madre ni utilizar la marina china para obstruir los esfuerzos de reabastecimiento de Filipinas.
Dado los imperativos contradictorios de los tres principales participantes, Estados Unidos debe caminar sobre una cuerda floja. No puede permitir que se le considere pasivo ante la presión china contra su aliado, pero tampoco debe provocar un conflicto armado. Washington debe utilizar todos los canales diplomáticos disponibles con Beijing para exponer claramente su objetivo de mantener el status quo en Second Thomas Shoal e insistir en que Beijing haga lo mismo. Al mismo tiempo, debe dejar claro que cuanto más presione China a Filipinas, más apoyo proporcionará Estados Unidos a su aliado. Washington también debe asesorar en privado a Manila contra acciones unilaterales no coordinadas que podrían llevar a una escalada.
Finalmente, Washington debe trazar un camino intermedio entre la agresión y la aquiescencia para limitar el riesgo de un conflicto con China. Debe mantener una presencia militar fuerte en la región, utilizar todos los canales diplomáticos disponibles y asesorar a Manila para evitar acciones que puedan llevar a una escalada. La situación en Second Thomas Shoal es una lucha entre China y Filipinas que se ha gestionado durante décadas y que será necesario seguir gestionando.
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Fuente: Foreign Affairs