Recientemente el BID INTAL (principal organismo del Banco Interamericano de Desarrollo, encargado del estudio de la integración regional en América Latina) publicó unas fichas sobre diversos temas del comercio regional. En el presente artículo desarrollaremos varias ideas y desafíos a partir de dicha información, haciendo foco en el e-commerce como fuente de desarrollo económico para los países de la región.
El e-commerce en la región es un mercado con gran potencial de expansión y ganancias para quienes decidan invertir en él. Hoy solamente el 0,77% del PIB de ALyC depende del e-commerce, y sólo el 13% es transfronterizo (BID INTAL, 2024). Esto se debe en gran medida, como menciona el BID INTAL por problemas de logística y las regulaciones económicas que no están aggiornadas a la nueva realidad de la economía por medios digitales.
Por otro lado, del total comercializado por plataformas digitales, el 70% lo concentran Argentina, Brasil y México (BID INTAL, 2024). En ese sentido, la disponibilidad de gigantes de la industria como MercadoLibre favorecen que las pequeñas y medianas empresas, que son gran parte del sector productivo latinoamericano en cantidad, puedan ofrecer sus productos por fuera de su canal de referencia y sin límites geográficos. En base a los estudios de America’s Market Intelligence, los compradores latinoamericanos prefieren adquirir sus productos por marketplaces (MercadoLibre, entre otros), y sitios de compra dentro de las redes sociales.
Otro dato interesante de America’s Market Intelligence, es que la demanda de productos transfronterizos que hacen los argentinos, está dominado por China y los EE UU. En tercer lugar aparece Brasil (9%). En contraparte, para los consumidores brasileños, el consumo transfronterizo está dominado por EE UU, China (con un 68%) y Japón. Nuevamente, el grado de desarrollo de los mercados, la disponibilidad de marcas y precios competitivos marcan la diferencia. Además, debemos sumar a estos motivos los problemas regulatorios que podrían impulsar el e-commerce transfronterizo.
En cuanto a los productos demandados, encontramos a la “indumentaria y calzado (36%); productos electrónicos y accesorios (20%); Cuidado personal y belleza (16%)”. Luego de la creación del MERCOSUR, varios de los países decidieron proteger sus industrias textiles y electrónicas. Pero la demanda de los consumidores según America’s Market Intelligence va en sentido contrario.
Los tomadores de decisión en América Latina deben tener en cuenta estas dinámicas, principalmente aquellos relacionados a la Economía y la inserción de sus países en el mundo. Hoy la integración regional en el continente necesita de una actualización normativa que permita mayores posibilidades de fomentar las cadenas productivas dentro del continente en nichos especializados, y que los consumidores puedan elegir con cuál marketplace deciden hacer sus compras.
Para muchos de los productos de la región, la posibilidad de insertarse en el comercio internacional a través del e-commerce es una gran ventaja competitiva frente a aquellas empresas que no decidan hacerlo. Principalmente, porque les permitirá encontrar nuevos canales de comercialización para obtener compradores. Aquí también es una oportunidad para los servicios, principalmente aquellos relacionados al desarrollo web y de sitios de e-commerce, como también las integraciones a los marketplace.
Todas estas grandes ventajas se empiezan a difuminar cuando observamos que aún queda mucho por recorrer, y hay otros países/empresas que aprovecharlo la ventana de oportunidad. Si bien puede ser difícil estar en la locomotora, aún podemos subirnos a los vagones. Quienes serán más beneficiados por un desarrollo del e-commerce a nivel regional serán los emprendedores y pequeñas empresas. Lograrán mayor escala, se internacionalizarán y generarán mayores ventas que le darán un sustento económico en un mundo donde la estructura laboral se convirtió cuentapropista, autónoma o bajo la economía gig.
Por último, la baja integración logística multimodal dificulta que el comercio transfronterizo entre los países del continente sea aún mayor. Pero estos cambios quedarán en las manos de los tomadores de decisión para favorecer la reducción de costos de transporte para los consumidores, y también la disponibilidad de sus productos just-on-time.
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