Si bien para algunos podría parecer una pregunta retórica, para muchos no lo es. Vamos a tratar, en una apretada síntesis, de responder esta pregunta.

Si buscamos “estrategia” en internet vamos a encontrar una miríada de definiciones, que comienzan desde Sun Zsu, 5 siglos AC y llegan hasta nuestros días, muchas escritas por pensadores militares, como Clausewitz o Beaufré, o economistas, como Michael Porter que la define como una combinación de los fines con los cuales se está esforzando la empresa y los medios con los cuales se está buscando llegar a ellos o Peter Drucker que la entiende como una decisión presente con efecto futuro.

Desde nuestra disciplina de la Estrategia, se la considera como un sistema de toma decisiones en condiciones de incertidumbre, empleando una racionalidad que relaciona fines con medios para alcanzar objetivos. Veamos cómo funciona.

Todos los “actores”, que pueden ser personas, organizaciones, empresas, países, etc., incluyendo el “protagonista”, que es desde quien se mira el problema, se interrelacionan y de dichas relaciones surgen situaciones determinadas en las cuales debe tomar decisiones. A una situación particular, cuya solución no es simple por el grado de incertidumbre que se maneja, la llamaremos “cuestión estratégica”.

Dichos actores tienen “objetivos” a alcanzar, pero también poseen lo que denominamos “intereses”. El diccionario de la RAE define “Interés” como “Valor de algo”, ergo los intereses son cosas que tienen un determinado valor para cada actor y demás está decir, ese valor puede ser igual o diferente para cada uno de ellos.

Los actores necesitan utilizar esos intereses para maniobrar y alcanzar, en un futuro, sus objetivos. La estrategia los ayuda a no adoptar decisiones descabelladas en su maniobra para lograrlo.

Entonces la estrategia no es más que un sistema de toma decisiones en condiciones de incertidumbre, empleando una racionalidad que relaciona los fines con los medios de los actores involucrados en esa cuestión estratégica, a efectos que el protagonista pueda determinar una maniobra que lo lleve a alcanzar  los objetivos fijados. Frischknecht et al (1995)i dice que “desde un punto de vista práctico, la conducción estratégica se ocupa de operacionalizar objetivos, esto es, de convertir intereses retóricos en objetivos pragmáticos” y pone los siguientes ejemplos:

  • “En el ámbito político, la unión, la justicia, la paz, la libertad, la defensa y el bienestar son objetivos no operativos en aras de los cuales se acometen los actos más sublimes o las aventuras más descabelladas.
  • En el ámbito empresario, crecer, ganar dinero y progresar son objetivos no operativos. En cambio, distribuir un producto, producir determinado volumen e instalar una planta son claramente operativos.
  • En el ámbito militar, en diferentes niveles: desgastar al enemigo, ocupar una posición, amenazar daño, destruir fuerzas, dañar objetos materiales son objetivos operativos.”

El Interés Nacional en el Plano Internacional

En este sentido y como se mencionó anteriormente, es claro que los objetivos pueden estar en todas partes, sin embargo, hay espacios donde ellos son realmente necesarios para incluso la supervivencia de una comunidad política, estos son los Objetivos Nacionales. Los Estados, como unidades sueltas en un sistema internacional totalmente anárquico, el primer objetivo que deben priorizar es, sin dudas, la supervivencia. ¿Por qué? Pues sencillamente porque, desde la escuela del realismo clásico de la cual partimos, no existe tal armonía natural internacional. El hombre, y así los Estados, poseen una naturaleza antropológica pesimista lo cual genera una lucha por el interés de cada actor en medio del estado de naturaleza hobbesiano.

Edward Hallett Carr (1946), en The Twenty Year’s Crisis, 1919-1939, critica el idealismo predominante en el ámbito académico de las Relaciones Internacionales y propone una visión completamente practica y real de la política. En esta línea, plantea que la suposición utópica de que existe un interés mundial de la paz identificable con el interés particular de cada nación es simplemente una falsedad y solo demuestra un deseo general de evitar el conflictoi. Esto mismo, desde la Estrategia resulta casi inútil, debido a que se entiende que el conflicto es el estado natural de las relaciones tanto humanas como estatales, el conflicto siempre está presente.

La historia y el contexto actual demuestran entonces que los países, a partir de sus Objetivos Nacionales, plantean sus Intereses Nacionales los cuales son la parte vital de toda Estrategia de carácter nacional. El libro La Cuestión Estratégica de Carlos Cal et al (2020), plantea que aquellos intereses que son esenciales para la existencia o razón de ser de un actor y que por lo tanto, su no disponibilidad de ellos podría conducir a su desintegración, son los denominados Intereses Vitales. En este sentido, poseen alto grado de inmutabilidad. No obstante, estos intereses no solo necesitan ser considerados realmente como vitales por el consentimiento de la mayoría de esa sociedad a la cual son atribuidos; sino que además, necesitan de la determinación del actor que este seguro en preservarlos a cualquier costo, incluso al costo de ir a una guerra con tal de defenderlosii.

Los Objetivos Nacionales y Políticos en la Argentina

Nuevamente recurrimos a internet para buscar cuáles son los Objetivos Nacionales definidos para nuestro país y encontramos que en 2015 el gobierno planteó los siguientes ocho “Objetivos Nacionales”i, cada uno con sus correspondientes planes de acción:

  • 1. Estabilidad macroeconómica
  • 2. Acuerdo productivo nacional
  • 3. Desarrollo de infraestructura
  • 4. Desarrollo humano sustentable
  • 5. Combate al narcotráfico y mejora de la seguridad
  • 6. Fortalecimiento institucional
  • 7. Modernización del Estado
  • 8. Inserción inteligente al mundo
  • La pregunta que surge es: ¿Eran “objetivos Nacionales”?

La RAE define el término objetivo, en su acepción referida a “propósito” como “el fin último al que se dirige una acción u operación”.

Para Von Chrismar (2010)i, los Objetivos Nacionales son “la expresión concreta de las legítimas aspiraciones nacionales, basadas en valores compartidos derivados de las necesidades e intereses nacionales, que se determinan y formulan oficialmente para su ulterior cumplimiento por todas las instituciones y organismos del Estado”.

Puig Morales (2019)ii dice que surgen de un proceso de apreciación que recoge, analiza e interpreta las necesidades, las aspiraciones y los intereses, conjugando además los recursos disponibles. Su definición está muy atada a la incertidumbre que rodea el futuro. En el caso de nuestro país, los Objetivos Nacionales están fijados en el Preámbulo de la Constitución Nacional y son:

  1. Constituir la Unión Nacional.
  2. Afianzar la Justicia.
  3. Consolidar la paz interior.
  4. Proveer a la defensa Común.
  5. Promover el bienestar general.
  6. Asegurar los beneficios de la libertad.

O sea, de lo definido surge que los objetivos propuestos en 2015 no eran Objetivos Nacionales, sino Objetivos Políticos y de hecho fenecieron cuando cambió el gobierno. Pues es evidente que la principal diferencia entre un Objetivo Político y un Objetivo Nacional es que, el primero suele ser a corto plazo y responde al interés de un partido político en particular, buscando, por supuesto, maximizar el beneficio político. En su lugar, los Objetivos Nacionales son de muy largo plazo y responden al bienestar general de la sociedad, algo muy parecido al bien común aristotélico.

Los Intereses Nacionales

Adolfo Koutoudjian (2004) en su conferencia “Lineamientos estratégicos para la Argentina” i señaló que “los Intereses Nacionales son los que redundan en beneficio directo de la Nación” y que “son una aspiración que tiene la Nación (o debería tener o formular) para lograr metas de bienestar y seguridad requeridas para su subsistencia o el ejercicio de un rol internacional acorde con sus necesidades y vocación”. Indicó ademas que “Los Intereses Nacionales son permanentes a lo largo del tiempo histórico, por lo que la lucha de los partidos políticos debe centrarse en la mejor manera de llevar a cabo dichos intereses”.

Los Intereses Nacionales son, en definitiva, los intereses a partir de los cuales debe formularse la Estrategia Nacional.

En la Figura se detallan los Intereses Nacionales de nuestro país, planteados por Koutoudjian, en los diferentes ámbitos de aplicación:

Los Intereses Nacionales pueden ser ideales, como la soberanía, la libertad, el bienestar, la salud, la educación, etc.; o reales / materiales, como los recursos naturales; En general, los intereses ideales pueden apoyarse en algún tipo de interés real, que los materialice, que los haga alcanzables. Por ejemplo la “salud” como interés, es un concepto ideal de alto nivel, al que en estrategia llamamos “Fin”. AYSA materializa parte de ese Fin, porque la provisión de agua potable y la eliminación y tratamiento de desechos cloacales son acciones materiales que contribuyen a alcanzar la “Salud Pública”. Ergo, los intereses materiales, o “Medios” en el lenguaje de la estrategia, son los que permiten alcanzar los Intereses nacionales.

No deben confundirse los Intereses Nacionales con los “Intereses Vitales”. Estos, que deberían ser parte de los primeros, son intereses con alto grado de inmutabilidad y que reposan su fortaleza en la cohesión social que necesitan para su firmeza. Los mismos, fueron definidos por el gobierno en la Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN 2021) y son los siguientes:

  1. Soberanía.
  2. Independencia.
  3. Autodeterminación.
  4. Integridad territorial.
  5. La vida y libertad de los habitantes.

Lo cierto es que no se han encontrado en la presente investigación académica los Intereses Nacionales que permitan desarrollar una Estrategia Nacional concreta que materialice la consecución de los objetivos fijados en nuestra Carta Magna.

Estrategia Nacional

En primer lugar, si buscamos en internet estrategia + nacional + argentina vamos a encontrar una constelación de acciones o planes “estratégicos” que se llevan a cabo en distintas reparticiones de diferentes niveles políticos. De hecho, la Jefatura de Gabinete de Ministros tiene una “Secretaría de Estrategia Nacional”, con una multiplicidad de Objetivos, entre los cuales está el “Desarrollo de una Estrategia de Seguridad Nacional”i. ¿Alguno de ellos postula una verdadera “Estrategia Nacional”?.

Alejandro Corbacho resume este concepto diciendo que “La Estrategia Nacional claramente significa el empleo de todos los elementos del poder nacional para apoyar el logro de objetivos del país dentro de la amplia trama de interacciones que se dan entre los estados tanto en la guerra como en la paz”.ii

Entonces vemos que la “Estrategia Nacional de Seguridad”, planteada por la Secretaría de Estrategia Nacional, es solo una parte de la verdadera Estrategia Nacional. Faltan muchas otras, que podrían incluir cuestiones que van desde la problemática del Atlántico Sur hasta la Salud Pública, pasando por el la política exterior, la educación, la infraestructura para el desarrollo o el narcotráfico, entre muchas otras.

La Nación

En este nivel, la estrategia, que no es más que un sistema de toma decisiones en condiciones de incertidumbre, debe, en función del contexto externo e interno en el cual está inmerso el país, operacionalizar los Objetivos Nacionales, que son retóricos, utilizando los Intereses Nacionales para convertirlos en objetivos pragmáticos de nivel estratégico.

Se debería analizar el contexto externo porque nuestro país no está solo en el mundo y con muchos de ellos median intereses, algunos coincidentes y otros discrepantes y el interno para determinar las fortalezas y debilidades que tiene el país para sustentar sus intereses y hacer frente a los intereses de sus competidores. Por ejemplo, la ubicación geográfica de nuestro país, lejos de los mercados mundiales, es una clara desventaja frente a países situados cerca de los mismos y si a eso le sumamos altos costos logísticos internos derivados de una infraestructura logística casi precaria, carecemos de la eficiencia adecuada para competir en dichos mercados en paridad con nuestros competidores.

Para el logro de estos Objetivos Estratégicos se deberían establecer Políticas Públicas y emitir los instrumentos correspondientes que garanticen su cumplimiento. De estos deberían surgir los Planes de Desarrollo de Muy Largo, Largo y Mediano Plazo, que en nuestro país no existen.

Veamos algunos ejemplos:

Ejemplos de Intereses Nacionales ligados a una Estrategia Nacional

El departamento de Estado de los Estados Unidos de América publica en su página los Intereses Nacionales y Objetivos nacionales de ese paísi. Son siete y contienen un total de dieciséis objetivos Estratégicos, en su mayoría dirigidos al ámbito internacional por la propia visión que tiene este país respecto al mundo. Uno de esos intereses, Prosperidad Económica, que contiene cuatro objetivos estratégicos, dice lo siguiente:

“Prosperidad económica – Ampliar las exportaciones y abrir los mercados, ayudar a las empresas estadounidenses, fomentar el crecimiento económico y promover el desarrollo sostenible.

  • Mercados abiertos – Abrir los mercados mundiales para incrementar el comercio y liberar el flujo de bienes, servicios y capitales.
  • Exportaciones de EE.UU. – Ampliar las exportaciones de EE.UU. hasta 1,2 billones de dólares a principios del siglo XXI.
  • Crecimiento económico mundial – Aumentar el crecimiento económico mundial y la estabilidad.
  • Desarrollo económico – Promover un crecimiento amplio y sostenible en los países en desarrollo y las economías en transición.”

Si bien la red de autopistas comenzó a crearse durante gestión Roosevelt, en 1995 el congreso de los EE.UU. aprobó el NHS (National Highway System), que está compuesto por una red de carreteras estratégicas dentro de ese país, que incluye el sistema de autopistas interestatales y otras rutas que dan servicio a los principales aeropuertos, puertos, bases militares, terminales ferroviarias o de camiones, estaciones de ferrocarril, terminales de oleoductos y otras instalaciones estratégicas de transporte.

Decía Slater en 1996ii:

Desde el inicio de la construcción de carreteras interestatales en 1956, nuestra población ha crecido y cambiado, nuestra economía ha cambiado y nuestras necesidades como nación han evolucionado. Para satisfacer estas demandas y extender los beneficios de la red de autopistas interestatales a zonas a las que ésta no llega directamente, respondimos al mandato del Congreso y desarrollamos el concepto de red nacional de autopistas como forma de concentrar los recursos federales en las carreteras más importantes de la nación.”

Como se puede ver, el NHS no solo contribuye a satisfacer uno de los objetivos de “Prosperidad económica”, sino que también lo hace con el Interés “Seguridad Nacional”, que busca, entre otras cosas, proteger los Intereses Vitales y asegurar la paz y disuadir la agresión.

Ejemplos de la falta de Intereses Nacionales y de una Estrategia Nacional

Mas allá que nuestro país está lejos de los mercados, tiene una posición privilegiada porque se encuentra en las antípodas de las zonas de conflicto y además, ha sido bendecida con numerosos recursos que necesita la humanidad, por ejemplo alimentos, gas y litio, entre muchos otros. Pero estas capacidades son potenciales, no son reales. Sin entrar en cuestiones políticas partidarias, que no es intención de este ensayo, no podemos dejar de mencionar que además de la incertidumbre política y económica y la falta de seguridad jurídica, nuestro país carece de las facilidades logísticas necesarias, en términos de equipamiento o redes de infraestructura, para poder explotarlos y colocarlos en los mercados a precios convenientes. Podemos tener todas las riquezas del mundo, pero si no conseguimos comerciarlas es lo mismo que no tenerlas.

Sin equipos y redes de infraestructura adecuadas no podemos sacar las cosechas a precios convenientes para nuestros productores, basta con pensar en las redes camineras existentes y su estado de deterioro; en el estado de las pocas redes ferroviarias que nos quedan, incluyendo vías y trenes; y en una red portuaria ineficiente y cara, que requiere por ejemplo que un barco tenga que navegar con prácticos entre veintiocho y treinta horas, por un canal que debe ser dragado casi constantemente, para alcanzar el puerto de Rosario y casi el doble para salir una vez cargado. De un estudio comparado llevado a cabo por el Banco Mundial en 2016 entre Argentina y EE.UU, surge que los costos totales de tránsito desde las fincas de origen de la soja hasta los puertos de destino, incluyendo el flete marítimo y medido en USD por Tn, eran los siguientesi:

Como se puede apreciar, los costos de nuestro país, con distancias menores desde el productor al puerto de exportación, son casi el doble que los de EE.UU. y una gran parte de los mismos están en la logística, fundamentalmente derivados de la ineficiencia de las redes de infraestructura y los equipos. Ese mismo informe cita que sobrecosto resultante de la congestión en las redes viales para acceder a los puertos del Gran Rosario llega a 8,1 USD/Tn, casi un 10% del costo de poner la carga en Rotterdam. Esa falta de infraestructura impacta en el precio final del grano que exporta nuestro país, afectando el ingreso de divisas.

Otra ineficiencia surge con el gas. En el año 2010 se descubrió que en la zona de Vaca Muerta existían enormes reservas de este fluido, catorce años después todavía no podemos exportarlo así como tampoco podemos abastecer adecuadamente a nuestro territorio, debido a que los gasoductos necesarios no están finalizados y el construido en 2023 se licitó sin las plantas compresoras, con lo cual su eficiencia se reduce a menos de la mitad. Esta situación no solo impidió e impide exportar gas al mundo en momentos de grandes demandas, como la Guerra en Ucrania, sino que se tuvo y se tiene que importar gas a precios siderales con la salida de divisas que eso implica, o sea, la pérdida fue doble, tanto por no vender como por tener que comprar.

Un problema similar surge con el litio. En una nota publicada en 2022 en el matutino Claríni, Silvia Naishtat explica que así “como Vaca Muerta depende de oleoductos o gasoductos para extraer su producción, el litio depende que haya rutas en buen estado, camiones con determinadas especificidades y choferes que sepan conducir en alturas de más de 4.000 metros. Ese es el cuello de botella.” Cada tonelada de litio podría llegar a valer del orden de 125.000 USD y el problema no solo es extraerlo, es poder transportarlo hasta los puertos de salida para exportación. Nuevamente la falta de equipos y redes de infraestructura adecuadas traba un potencial ingreso de divisas a nuestro país.

La pregunta a hacerse es ¿por qué nos faltan esos activos físicos?

Una parte de la respuesta está en el testimonio brindado por el Ex Presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández, en el juicio por la causa conocida como “Vialidad”. Ante la pregunta formulada por el Fiscal Luciani respondió: “No hay una regla que diga que a una provincia le toca una cantidad de dinero por los habitantes que tiene” y agregó que “No hay una regla que diga cómo se reparte la obra pública”ii. La última frase de esa declaración es verdaderamente preocupante y grave, porque indica que nuestro país carece de un Plan Estratégico de desarrollo de Infraestructura y/o Equipos y se debe a que no existe una Estrategia Nacional. Esto es obvio, porque si no tenemos definidos los Intereses Nacionales, mal podemos hacer un análisis estratégico que permita operacionalizar los Objetivos Nacionales.

La falta de todo este andamiaje da lugar a que, por ejemplo, se construyan “autopistas a la nada”, aeropuertos de gran magnitud en donde no operan ni avionetas en meses o se compren más activos “no productivos”, como aeronaves o automóviles de alta gama para uso de los funcionarios, que activos “productivos”, por ejemplo aeronaves hidrantes para combatir los múltiples focos de incendio que anualmente se producen en nuestro territorio. Y esto no es privativo de un gobierno o partido político en particular, ocurrió y ocurre con todos.

Pero esto no termina acá, la moneda tiene dos caras, porque mucho de lo que alguna vez fue construido o adquirido no está disponible o en buenas condiciones de uso debido a su mal estado de conservación. No solo hay que prever su incorporación, sino también su mantenimiento y reposición, cosas que no se estarían llevando a cabo, ya sea por razones de falta de presupuesto o porque este no se estaría ejecutando adecuadamente. El estado de la infraestructura y medios logísticos públicos de nuestro país habla por sí solo.

¿Estrategia de Seguridad Nacional o Gran Estrategia?

Como dijimos antes, la Secretaría de Estrategia Nacional está trabajando en el desarrollo de una “Estrategia de Seguridad Nacional”. De los objetivos incluidos en su página web hay dos que nos llaman a la reflexión, los cuales postulan lo siguiente:

  1. “Participamos en el desarrollo de una Estrategia de Seguridad Nacional, así como otros documentos conceptuales y criterios en esta materia, coordinando con las áreas competentes del Estado Nacional.”
  2. “Llevamos a término el establecimiento, el análisis, la planificación y el seguimiento de los temas prioritarios y estratégicos para el desarrollo nacional en materia productiva y territorial”.

Respecto al primer objetivo mencionado, Morales Rins (2018) en su artículo “Argentina: Estrategia de Seguridad Nacional y roles de las Fuerzas Armadas”i señala que:

“En cuestiones de seguridad, es particularmente relevante contar con una estrategia integral que defina una visión abarcadora de cómo las diferentes agencias del Estado van a encarar los desafíos y cuáles van a ser los roles de cada una de ellas. La producción de un documento público en el que se explicite la visión sobre las amenazas y oportunidades del contexto y se unifiquen los planes es útil también para que la ciudadanía conozca el rol esperado de cada agencia. La determinación de una Estrategia de Seguridad Nacional es, a su vez, una herramienta de política exterior, en tanto permite sentar una posición en el escenario internacional.”

Foto: JUAN JOSE GARCIA

Y agrega:

“Una Estrategia de Seguridad Nacional involucra tres grandes conjuntos de agencias del Estado: las fuerzas armadas, las fuerzas de seguridad y otras tales como aduanas, departamentos de migraciones, agencia impositiva, institutos de ciencia y tecnología.”

Más adelante vincula ambas estrategias que nos ocupan diciendo que:

“A tal fin, es esencial disponer de una Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) que “inspire y encuadre las estrategias de cada ministerio, de forma que todas ellas estén alineadas para alcanzar los objetivos fijadas por aquella” (Ballesteros Martín, 2016:14). Así un documento público como “la Gran Estrategia o Estrategia Nacional deben explicar a la ciudadanía el lugar deseado hacia el que se dirige la nación y el cómo alcanzarlo” (Corbacho, 2011: 31). Si no existe una clara directiva que fije objetivos que operen de guía para la toma de decisiones en los diferentes organismos, la falta de coordinación resultante puede llevar a malos resultados, independientemente del conocimiento experto y las buenas intenciones de las distintas agencias y sus integrantes (Jankunis, 2008).”

Para desarrollar la Estrategia de Seguridad Nacional se utilizan los Intereses Vitales ya descriptos precedentemente.

El segundo objetivo propone “el establecimiento, el análisis, la planificación y el seguimiento de los temas prioritarios y estratégicos para el desarrollo nacional en materia productiva y territorial”. Esto estaría por fuera de una Estrategia de Seguridad Nacional, pero podría ser parte de una Gran Estrategia.

Corbacho (2011), en el trabajo mencionado por Morales Rins, analiza en detalle la Gran Estrategia y una de las definiciones que incluye es la de Howard (1957) que dice:

“Gran estrategia consiste, básicamente, en la movilización y despliegue de los recursos nacionales de riqueza, potencial humano, y capacidad industrial, junto con las de los aliados y, de ser posible, de las potencias neutrales, para alcanzar las metas de la política nacional en tiempo de guerra.”

Más adelante diferencia la Gran Estrategia de la Estrategia Nacional diciendo:

“Hasta este punto, los conceptos de Gran Estrategia y de Estrategia Nacional eran diferentes. El primero, además de prepararse para mantener la capacidad para sostener una guerra, se emplea para identificar posibles amenazas a la supervivencia del estado provenientes del sistema internacional y conjurarlas. Esto significa que gran estrategia claramente se relaciona con la seguridad del estado. Murray sostiene que existe una considerable confusión entre gran estrategia, política, estrategia militar y estrategias generales para alcanzar distintas metas específicas. Según él, la gran estrategia no es ninguna de ellas, pero en cierta medida las contiene a todas. En pocas palabras, la Gran Estrategia demanda que las realidades políticas, sociales y económicas se entrelacen con el poder militar y el reconocimiento que la política, en todos los casos, conduce a la necesidad militar. La Estrategia Nacional, en cambio, sugiere organizar los distintos recursos del estado, además de los militares, para alcanzar Objetivos Nacionales en todo momento. Estos objetivos no se vinculan necesariamente con responder a las amenazas que requieran el uso de la fuerza armada sino que pueden originarse en una amplia gama de conflictos que necesiten de otros poderes de la nación. De este modo, a pesar de tener algunos elementos comunes, Gran Estrategia y Estrategia Nacional comprenden objetivos y procesos distintos.”

Si se relacionan los objetivos de la Secretaría de Estrategia Nacional indicados Ut Supra, surge que lo que estarían desarrollando se acerca mucho a lo definido como “Gran Estrategia”, cosa que nuestro país no alcanza desde hace muchos años.

De hecho, el Ministerio de Defensa está confeccionando una “Ley de Movilización”, que debería estar muy ligada a una “Gran Estrategia” por la propia definición de “Movilización”, que según Tourné (2014) es:

“Conjunto de medidas y procedimientos a los cuales se adecúa el potencial de la nación con el objeto de satisfacer las exigencias de la defensa nacional, con aptitud y oportunidad. La referencia al Potencial Nacional incluye a los recursos materiales y humanos presentes y factibles de obtener, que requiere la defensa nacional para el cumplimiento de sus objetivos”.

¿Y qué significa todo esto? Que en una situación de conflicto, todo el potencial nacional debe ser puesto a disposición del esfuerzo que demande superarlo, pero como nada surge por generación espontánea, dicho potencial deber ser planificado, desarrollado y coordinado con anterioridad.

Por ejemplo, si del planeamiento militar surge un riesgo que implica la potencialidad de tener que movilizar la Brigada Blindada con asiento en la Mesopotamia para operar en el sur de nuestro país, se debería contar con los medios para poder llevarlo a cabo y eso incluye desde vehículos de transporte, ferrocarriles, buques, puertos, etc., hasta asegurar que los puentes construidos o a construir soporten el peso de los blindados, que existan vagones plataforma suficientes para cargar los vehículos y que los puertos de embarque o desembarque posean grúas con capacidad para izar los medios. Todo esto entra en la categoría de Desarrollo territorial.

Si vamos a la producción, las Fuerzas Armadas en conflicto necesitan insumos para ser sostenidas y equipamiento para reemplazar los que se pierden en combate, lo estamos viendo a diario con la problemática en Ucrania. Sería saludable para nuestro país que muchos de ellos sean producidos localmente, capacidad que supimos tener y que hace décadas se ha ido perdiendo. Obviamente, nada de lo indicado en estos párrafos se consigue en un mes o con solo promulgar una Ley de Movilización.

Por lo dicho hasta acá, la Secretaría de Estrategia Nacional podría estar pensando más en una Gran Estrategia, que solo en una “Estrategia de Seguridad Nacional”. La pregunta que surge entonces es ¿Quién se ocupa de la Estrategia Nacional? Por definición, debería estar también en manos de la Secretaría de Estrategia Nacional.

Conclusiones

En suma y a raíz de lo analizado en el presente artículo, podemos ver qué Estrategia de Seguridad Nacional, Gran Estrategia y Estrategia Nacional no son lo mismo, es más, podríamos decir que la primera está incluida en la segunda y esta a su vez en la última. Ergo, desarrollar una Estrategia Nacional permitiría llevar a cabo las otras más eficientemente.

Por otra parte, podemos confirmar la existencia de Objetivos Nacionales, metas que raramente son alcanzadas debido a que no existe un plan holístico y efectivo que, partiendo de Intereses Nacionales definidos y aprobados por consenso, relacione los medios para la consecución de un fin, en otras palabras, una Estrategia Nacional. En este sentido, también se encuentra en falta a nivel nacional un Pensamiento Estratégico, es decir, un modo de pensar y de moldear metas para ese plan que se ejecuta sobre una realidad con constantes variables y extremadamente lejos de un panorama Ceteris Paribus. El autor Thomas Owens (2017) afirma:

“Aunque la estrategia puede describirse como el vínculo conceptual entre fines y medios, no puede reducirse a un mero ejercicio mecánico. Por el contrario, es “un proceso, una adaptación constante a condiciones y circunstancias cambiantes en un mundo en el que dominan el azar, la incertidumbre y la ambigüedad” (p. 113).i

Entonces, en un mundo complejo, veloz, cambiante e interdependiente que requiere la toma de decisiones constantemente, tanto para el presente como para el futuro, el análisis de la cuestión esgrimido únicamente desde el punto de vista político y sin una verdadera acción para garantizar la preservación de los Intereses Nacionales, simplemente no es suficiente. Pues a fin de cuentas, la Estrategia Nacional no solo implica la cohesión de los recursos del Estado para lograr las metas, sino que comprende también el desarrollo de forma eficiente y cohesiva de esos recursos, en pos del desarrollo de la nación.

¿Qué si Argentina Necesita una Estrategia Nacional? La respuesta es afirmativa y las posibilidades son alentadoras.

Teniendo en cuenta los amplios recursos naturales y de capital humano del Estado, Argentina posee el potencial para planear una estrategia a largo plazo que sirva a los intereses primeros del Estado y se traduzca en acciones en la arena internacional. El deseo de la producción de un gran plan totalizador para la toma de decisiones y logro de nuestros fines es una realidad en las nuevas generaciones. Los famosos libros blancos encontraran su pincelada celeste y un magnífico sol que aliente el porvenir.

De los Autores

Lic. Antonella Gris.

Maestrando en Estudios Estratégicos en la Facultad de la Armada Argentina. Licenciada en Relaciones Internacionales Universidad Católica Argentina (UCA).

Cursos: Relaciones Institucionales, Públicas y Ceremonial y Protocolo en Centro de Estudios de Relaciones Internacionales y Ceremonial (CERIC). Seminario Política Exterior y de Seguridad Nacional de los Estados Unidos en UCA. Modelo interuniversitario de Crisis Internacional en Escuela Superior de Guerra (ESG)

Profesora Adscripta Universidad Católica Argentina (UCA) en Introducción al Derecho; Derecho Constitucional y Política Internacional Contemporánea. Redactora invitada ocasionalmente en el diario El Economista (sección análisis internacional). Voluntaria en redacción para el Boletín de Análisis Internacional en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI)

Capitán de Navío (R) Armando E. Vittorangeli

Infante de Marina. Prestó servicio en numerosos destinos en la Armada durante 40 años. Fue Comandante del Batallón de Vehículos Anfibios y de la Agrupación Servicios de Cuartel, dirigió el diseño y la ejecución de la repotenciación de los vehículos de anfibios y de combate de la Infantería de Marina y fue Agregado Naval y Jefe de la Misión Naval de Instrucción en Paraguay.

Es Licenciado en Sistemas Navales, Técnico Superior en Mantenimiento Mecánico y Organización Industrial, posgraduado en “Gestión Logística” y diplomado en “Gestión de activos y mantenimiento”. Está Certificado ICOGAM (Ingeniería de Confiabilidad Operacional, Gestión de Activos y Mantenimiento) por INGEMAN, Universidad de Sevilla, España. Fue Docente en posgrados de UTN-FRBA y UAI y expositor en varios congresos, foros y universidades sobre logística, mantenimiento y gestión de activos en nuestro país y Latinoamérica.

Es Autor del Capítulo 4 “Support Process Aligned with a Maintenance Management Model”, del libro “Cases on Optimizing the Asset Management Process”. Editorial Discovery (UK). 2021. Ha publicado y están en edición más de 20 artículos en revistas y sitios especializados en toda América.

Es miembro de los Comités de IRAM e ISO TC251 “Gestión de Activos”. Es miembro del Comité Ejecutivo y Coordinador del Área Logística del Foro Argentino de Defensa. Actualmente se desempeña como Investigador Independiente en las áreas logística, mantenimiento y gestión de activos.

Notas

i Owens, M. T. (2007). Strategy and the strategic way of thinking. Naval War College Review, 110-124.

i Morales Rins, J. (2018). Argentina: Estrategia de Seguridad Nacional y roles de las Fuerzas Armadas. Revista de Estudios en Seguridad Internacional, Vol. 4, No. 1, (2018), pp. 73-88. DOI: http://dx.doi.org/10.18847/1.7.5

i Naishtat S.(2022). Rutas angostas, falta de camiones y de choferes: un cuello de botella para la fiebre del litio. Clarín. 20 nov 2022. www.clarin.com/

ii Ini C. (2022). Alberto Fernández declaró como testigo: defendió a Cristina Kirchner y se cruzó con el fiscal. La Nación. 15 feb 2022.. www.lanacion.com.ar.

i Calzada J, Bergero P. (2016). Visión del Banco Mundial sobre costos logísticos de la soja argentina. Bolsa de Comercio de Rosario. https://www.bcr.com.ar/es/mercados/investigacion-y-desarrollo/informativo-semanal/noticias-informativo-semanal/vision-del

i Department of State National Interests and Strategic Goals. https://2009-2017.state.gov/s/d/rm/rls/perfrpt/2002/html/18996.htm

ii Slater, R. (1996). The National Highway System: A Commitment to America’s Future. Public Roads – Spring 1996. https://highways.dot.gov/public-roads/spring-1996/national-highway-system-commitment-americas-future

i https://www.argentina.gob.ar/jefatura/secretaria-de-estrategia-nacional

ii Corbacho, A. L. (2011). Evolución del pensamiento estratégico en las relaciones internacionales (No. 477). Serie Documentos de Trabajo

i Koutoudjian, Adolfo (2004) “Lineamientos estratégicos para la Argentina”.  Instituto de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales (IEERI). http://www.ieeri.com.ar/conferencias/politica/ . Recuperado en 2022.

i Von Chrismar Escuti, J. (2010). Los objetivos nacionales, base de la Política nacional de los Estados. Academia de Guerra del Ejército de Chile.

ii Puig Morales, M. (2019). Construcción y gestión de escenarios de riesgos a la seguridad nacional. Centro de investigaciones y estudios estratégicos anuario de cuadernos de trabajo 2019. www.anepe.cl

i Objetivos de Gobierno de la Argentina (2015-2019). Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo de América Latina y el Caribe. CEPAL. https://observatorioplanificacion.cepal.org/es/planes/objetivos-de-gobierno-de-la-argentina-2015-2019

iCarr, Halled Edward (1946) “The twenty year’s crisis 1919-1939”. By R. & R. Clark, Limited, Edinburgh.

iiCal, Carlos (2020) “La cuestión estratégica”. Escuela de Guerra Naval. Armada Argentina.

i Frischknecht, F. (1995). Lógica, teoría y práctica de la estrategia. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales.

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Redacción
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  1. Interesante, suma para la reflexión, aunque el artículo se torna algo confuso de a ratos. Además, en un momento indica que “El departamento de Estado de los Estados Unidos de América publica en su página los Intereses Nacionales y Objetivos nacionales de ese país. Son siete y contienen un total de dieciséis objetivos Estratégicos…”, pero los que enumeran son intereses y objetivos que figuran en un documento del Departamento de Estado de 2002, o sea de hace 22 años, y de hecho esa web del Departamento de Estado a la que “linquean” está archivada desde 2017; por lo que al menos parte de la información está bastante desactualizada.

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