En un escenario geopolítico cada vez más complejo, los buques de guerra rusos han intensificado sus visitas a puertos estratégicos en América Latina, incluyendo Cuba, Venezuela y Nicaragua, movimientos que han llamado la atención del Comando Sur de los Estados Unidos, que ha expresado inquietudes y preocupación sobre las implicancias de seguridad de estas actividades.
Durante el Foro de Seguridad de Aspen, la general Laura Richardson del Comando Sur reveló que 22 países en la zona de responsabilidad del Mando Sur han optado por unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta promovida por China. Esto atrajo críticas por parte de la militar, quien señaló que las naciones participantes perciben principalmente inversiones chinas que pueden tener un doble uso, potencialmente militar.
En ese contexto, la jefa del Comando Sur destacó la importancia de la presencia estadounidense y su red de embajadores en América Latina, y enfatizó en la necesidad de fortalecer la seguridad económica y nacional de Estados Unidos en el hemisferio. “Tenemos un tejido conectivo absoluto con todos nuestros embajadores estadounidenses en la región”, destacó.
Asimismo, enfatizó en la colaboración de socios clave como el Departamento de Comercio, la NASA, el Banco Interamericano de Desarrollo y organizaciones no gubernamentales, al mismo tiempo que aseguró el control estadounidense de cada movimiento chino o ruso en el continente.
No obstante, Richardson dejó en claro un punto crucial: tanto Rusia como China se esfuerzan enormemente para disputar la marcada influencia de Estados Unidos en la región, pero no será fácil. Pero lo cierto es que, más allá de esta postura, las actividades de Rusia y China están remodelando el panorama estratégico en América Latina y, por consecuencia, la posición e intereses históricos de Estados Unidos en la región.
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