Israel se enfrenta a la posibilidad de un conflicto a gran escala con Hezbolá en su frontera norte, apenas nueve meses después de iniciado el conflicto con Hamás en Gaza. Recientemente, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron la aprobación de planes para un ataque significativo en el sur del Líbano, mientras que Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, manifestó estar preparado para ampliar los ataques con cohetes hacia ciudades israelíes.

De acuerdo a analistas del medio Foreign Affairs, la magnitud del arsenal de Hezbolá, significativamente superior al de Hamás, presenta una amenaza considerable. El grupo cuenta con la capacidad de lanzar entre 130.000 y 150.000 misiles y cohetes, incluyendo misiles balísticos que podrían alcanzar cualquier punto de Israel.

Un conflicto de este tipo tendría repercusiones regionales profundas, Israel ya anticipó que Hezbolá – apoyado por Irán – podría realizar ataques coordinados en múltiples frentes. En un conflicto previo, durante el verano de 2006, Hezbolá logró resistir un ataque israelí, y su capacidad militar ha aumentado desde entonces. La experiencia previa sugiere que un nuevo conflicto podría ser prolongado y devastador, tanto para las infraestructuras israelíes como para la población civil, que podría enfrentarse a la necesidad de buscar refugio durante un período prolongado.

La guerra en Gaza ha servido como preludio para los preparativos de Israel en el norte, tras el ataque sorpresa de Hamás el 7 de octubre, las FDI se movilizaron rápidamente para prevenir una posible invasión de Hezbolá. Aunque Hezbolá no actuó inmediatamente, el despliegue masivo de tropas israelíes en la frontera fue un recordatorio de la amenaza constante. La evacuación de civiles israelíes de la zona fronteriza se convirtió en una necesidad estratégica, pero también en una fuente de descontento, ya que muchos permanecen desplazados.

Israel en una encrucijada

Lo cierto es que el liderazgo israelí se encuentra en una encrucijada, aunque hay presión interna para actuar contra Hezbolá, el contexto internacional y las advertencias de Estados Unidos complican la situación. Si bien el presidente estadounidense Joe Biden expresó su apoyo a Israel, también instó a Netanyahu a evitar una escalada que podría desestabilizar aún más la región.

En este contexto, Israel debe equilibrar su necesidad de seguridad con las posibles repercusiones de un conflicto ampliado, que podría incluir una guerra terrestre en el Líbano y un aumento de la violencia en todo el país. Las negociaciones para un alto el fuego son cruciales, pero inciertas. Mientras continúe la guerra en Gaza, es improbable que Hezbolá acepte retirarse de la frontera.

Las tensiones seguirán siendo altas, y cualquier error de cálculo podría desencadenar un conflicto a gran escala. Israel se prepara para un escenario donde la diplomacia puede no ser suficiente, enfrentando la dura realidad de que la próxima guerra podría estar más cerca de lo esperado.

Fuente: Foreign Affairs

Redacción
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