El presidente Erdogan ha emitido amenazas hacia Israel, generando preocupación. Turquía, bajo el liderazgo de Recep Tayyip Erdogan, ha mostrado una actitud que ha causado tensiones dentro de la OTAN, acercándose a Irán y Rusia. Esto ha incluido movimientos que obstaculizan la expansión de la OTAN y acciones autoritarias dentro de Turquía, tales como la represión a los kurdos. La reciente amenaza de intervenir militarmente en Israel ha sido vista como una escalada preocupante.

Aunque una invasión de Turquía a Israel es improbable, dado que Turquía es miembro de la OTAN e Israel es una potencia nuclear, la situación refleja la posibilidad de alineación de Turquía con enemigos de Occidente en caso de un conflicto regional.

La trayectoria de Erdogan en el poder ha estado marcada por acciones que han afectado la democracia en Turquía, incluyendo encarcelamientos de periodistas, jueces, generales y políticos de la oposición. También ha implementado políticas que marginan a minorías y ha promovido una mayor presencia del Islam en la vida pública, generando tensiones internas.

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En política exterior, Turquía ha llevado a cabo operaciones militares en Siria e Irak contra grupos kurdos, ha disputado áreas en el Mediterráneo oriental con Grecia y Chipre, y ha apoyado a diferentes actores en conflictos como Libia y Nagorno-Karabaj.

La política exterior de Turquía, en el ojo de la tormenta

La relación de Turquía con otros países también ha sido compleja. Ha llevado a cabo proyectos energéticos que excluyen a aliados tradicionales de la OTAN, como el gasoducto TurkStream con Rusia. Además, ha utilizado la amenaza de permitir que un gran número de refugiados de Oriente Medio crucen a Europa como un instrumento de presión, lo que ha influido en la política interna de varios países europeos.

La política exterior de Turquía ha sido una fuente de fricción no solo con sus vecinos, sino también con otros miembros de la OTAN. Las acciones militares unilaterales en Siria han complicado los esfuerzos de la OTAN en la región, particularmente en la lucha contra el ISIS. Las frecuentes violaciones del espacio aéreo y las aguas territoriales griegas por parte de aeronaves y buques de guerra turcos han aumentado las tensiones con Grecia, otro miembro de la OTAN. También ha habido disputas con Francia en el Mediterráneo cerca de Libia.

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Es crucial que la OTAN aborde estos desafíos para mantener la cohesión y los principios fundamentales de la alianza. La diplomacia, combinada con medidas concretas, puede ayudar a gestionar la relación con Turquía y asegurar que se mantenga alineada con los objetivos y valores de la OTAN.

¿Cómo podría la OTAN abordar las tensiones con Turquía?

Para abordar la situación, la OTAN podría considerar diversas medidas más allá de la diplomacia para influir en Turquía. Esto podría incluir sanciones económicas dirigidas a individuos y entidades clave dentro del gobierno turco, como el congelamiento de activos, prohibiciones de viaje y restricciones financieras. Asimismo, la alianza podría suspender la ayuda militar, la financiación y los programas de formación proporcionados a Turquía. Otra opción sería reducir la participación de Turquía en ejercicios y operaciones conjuntas, limitando su influencia dentro de la OTAN. Además, la participación de Turquía en comités y órganos de toma de decisiones clave podría ser suspendida temporalmente.

Aunque la expulsión de Turquía de la OTAN sería una medida extrema y no tiene procedimientos claros, una decisión unánime de los miembros podría ser suficiente para llevarla a cabo. Sin embargo, Occidente prefiere mantener a Turquía como aliada debido a su ubicación estratégica, capacidades militares y la importancia de la base aérea de Incirlik. La amenaza de expulsión podría ser una herramienta de presión, ya que Turquía también se beneficia de la membresía en la OTAN a través de garantías de seguridad, influencia diplomática y vínculos económicos.

La actual situación de Turquía dentro de la OTAN no puede ser ignorada. El Artículo 5 de la OTAN sobre defensa colectiva establece que un ataque armado contra un miembro se considera un ataque contra todos. Esto implica que, en un escenario extremo donde Turquía esté en conflicto con Israel, la OTAN podría verse involucrada indirectamente. Para evitar una crisis de esta magnitud, la OTAN debe actuar con prontitud.

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Fuente: Universul

Redacción
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