La reciente inclusión de Finlandia y Suecia en la OTAN ha generado un importante cambio geoestratégico en la región del Ártico y estructurando un nuevo mapa que plantea ventajas y desafíos. Por ejemplo, se unen por primera vez el Atlántico Norte, el Mar del Norte y el Mar Báltico.

Esta nueva realidad lleva a que la alianza deba pensar en un teatro de operaciones distinto, donde entran en juego numerosos desafíos que plantean la revisión de las capacidades actuales y la importancia de pensar en un territorio interconectado. 

La importancia de repensar geográficamente a la OTAN

En este contexto, se ha destacado la necesidad de dotar a la OTAN de un “nuevo enfoque estratégico”. El general Eirik Kristoffersen, jefe de Defensa de Noruega, destacó que la integración de los países nórdicos dentro de la OTAN implica una operación estratégica compleja, por lo que es necesario “conectar eficazmente los diferentes dominios operacionales: terrestre, aéreo, marítimo, cibernético y espacial”

Pero muchos de los recursos actuales son insuficientes para enfrentar una posible amenaza de manera efectiva. En términos de patrullaje marítimo, por ejemplo, las cuatro fragatas de la Guardia Costera noruega no alcanzan para llevar a cabo las múltiples actividades en la costa noruega. Así también sucede con el patrullero de la Guardia Costera noruega, Bison, que pese a medir 90 metros de largo solo representa una pequeña parte de las tareas más importantes, como patrullar hasta 63.000 millas de costa noruega y cubrir vastas áreas del Ártico.

Fuente: El Orden Mundial

A la necesidad de mejorar la infraestructura de defensa de cada país se suman los desafíos geográficos y climáticos que complican estos esfuerzos. Los países nórdicos, por ejemplo, ya están pensando en situar comandos regionales y coordinar sus fuerzas: Finlandia planea un comando terrestre, Noruega uno aéreo, y Suecia uno logístico. La ubicación de un mando naval aún está en discusión, aunque debería ser una fuerza naval combinada con las del Mar Báltico.

Así, Noruega, Suecia y Finlandia deben acelerar sus esfuerzos para construir más infraestructuras como  puentes, vías férreas y puertos, así como también se trata de un plan a largo plazo para reforzar la OTAN. Pero pensando en las implicancias climáticas, el 70% de Noruega está por encima del Círculo Polar Ártico y, por ende, cubierto de hielo que no se derrite.

La necesidad de reevaluar los proyectos con nuevos miembros 

En términos de fuerza aérea, muchas de la región llevan años ejercitándose juntas. No obstante, el principal desafío en cuanto al escenario aéreo radica en la dificultad de ponerse de acuerdo para utilizar las mismas armas. Lo cierto es que seguirán necesitando el apoyo de Estados Unidos, considerando que ya alrededor del 70% de las capacidades militares de la OTAN siguen procediendo de Washington. 

Con respecto al espacio terrestre, los países tienen que establecer un cuartel general de nivel de cuerpo para la región lo suficientemente grande como para albergar hasta 45.000 soldados en tiempos de guerra. No obstante, el mayor problema es la lucha a gran escala: Finlandia puede reclutar a unos 280.000 soldados civiles para la guerra y poner en servicio activo a más del triple de reservistas, pero Noruega y Suecia sólo pueden llamar a una fracción de esa cifra.

Fuente: OTAN

Por otro lado, pensar en una respuesta colectiva que sea más rápida es también otro de los objetivos de la OTAN. Por ejemplo, se está considerando la posibilidad de instalar una base de aviones no tripulados para la vigilancia de largo alcance en el norte de Noruega. No obstante, en una posible escalada de tensiones con Rusia, a Noruega le tocaría enfrentar sola a la Federación por aproximadamente 30 días hasta que se acerquen nuevos buques a la costa. 

En resumen, es sumamente difícil englobar toda esa geografía en una única estrategia de defensa, donde pueda responderse el cómo patrullar una zona tan vasta o bien cómo depender menos de los miembros extra Europa, como Estados Unidos. La única verdad es que en el nuevo mapa de la OTAN todo tiene que estar conectado, integrando fuerzas en todos los dominios posibles, aunque con una forma de integración que implica cambiar la forma de pensar de cada país individualmente en pos de pensar conjuntamente, como el Artículo 5 de la Alianza: el compromiso de defensa colectivo. 

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Valentina Borghi Ponti
Licenciada en Gobierno y Relaciones Internacionales (UADE), con interés en Medio Oriente, el Mediterráneo y los recursos energéticos

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