Según lo recientemente informado por el Ministerio de Defensa de Rusia, tropas de Ucrania pertenecientes a la 22ª Brigada Mecanizada Separada ingresaron a territorio ruso el pasado 6 de agosto y atacaron la región de Kursk. Los ataques se habrían producido cerca de los asentamientos de Nikolaevo-Darino y Oleshnya, siendo aproximadamente 300 soldados.
En términos de Aleksey Smirnov, gobernador de Kursk, “los guardias fronterizos rusos evitaron una ruptura en los distritos de Sudzhansky y Korenevsky”, aunque fue criticado por mentir sobre el control de las situación.
La cartera de defensa de Rusia destacó que el ataque ocurrió alrededor de las 17:00 hora local, donde los soldados estaban equipados con tanques y vehículos blindados. Técnicamente atacaron unidades rusas, motivo por el cual los enfrentamientos continúan y “las reservas del grupo de tropas rusas se dirigen en dirección a Kursk”.
En paralelo, el 6 de agosto también se registraron múltiples explosiones en la ciudad de Sumy y la región por parte de las tropas rusas. Moscú intensificó sus ataques con misiles y bombas planeadoras contra la región a lo largo del día. Según autoridades ucranianas, un helicóptero, un misil balístico y dos aviones no tripulados de Rusia habían sido derribados, aunque no fue confirmado.
Esperanzas y desafíos en medio de la guerra
En este contexto, el presidente Volodymyr Zelenski anunció también el mismo día una asignación adicional de fondos para el programa de misiles de Ucrania. La decisión se tomó durante una reunión del cuartel general del comandante en jefe, donde también se discutió la producción de drones y misiles.
Zelenski buscó destacar que el país está “cada vez más cerca” de depender de sus propios misiles en lugar de depender únicamente de los suministrados por sus aliados. Es importante destacar que el programa de misiles comenzó a desarrollarse en febrero del 2022, tras la invasión a gran escala de Rusia.
Pero en este mismo momento, justamente un día antes de la incursión de tropas ucranianas a Kursk, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Matthew Miller, afirmó que la llegada de aviones de combate F-16 a Ucrania no ha modificado la política de Washington sobre el uso de armas estadounidenses en ataques dentro de Rusia.
Esto es importante, considerando que Ucrania tiene permiso para utilizar ciertos cohetes HIMARS contra objetivos rusos cerca de la frontera, pero el uso de ATACMS y otras armas de largo alcance dentro de Rusia sigue estando prohibido.
Además, Miller profundizó en que Estados Unidos decidirá sobre el uso de armas estadounidenses suministradas a Ucrania, incluidos los cazas F-16, para ataques en Rusia dependiendo de la situación en el campo de batalla y de las necesidades de las Fuerzas Armadas ucranianas.
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