¿Cómo fue que el Banco de Japón alteró la economía mundial? El mini-crash global del lunes, cuando las acciones cayeron drásticamente antes de recuperar la mayor parte de su valor, no puede atribuirse a una única causa. Sin embargo, un factor significativo fue una estrategia cambiaria de largo plazo que se transformó repentinamente en un desastre cuando el banco central y el gobierno de Japón intentaron frenar la caída del yen, que se estaba volviendo cada vez más perjudicial.
El colapso del sistema carry trade
El “carry trade” del yen es una táctica simple: pedir prestado dinero en un país con tasas de interés bajas, como Japón (o Suiza), y luego invertirlo en divisas que ofrecen una tasa de interés más alta, como el dólar estadounidense. Si todo sale bien, se obtiene una retribución sin costo. Es debido a esto que la estrategia se popularizó entre los operadores financieros, empresas e incluso individuos.
Con las tasas actuales, un inversor puede pedir prestado yenes a aproximadamente un 0,5% y encontrar una inversión segura en Estados Unidos a alrededor del 5,5%, siendo entonces una ganancia del 4% prácticamente “gratis”. No obstante, si el tipo de cambio entre las dos monedas empieza a fluctuar, el riesgo de perder es mayor.
De esta manera, un yen más fuerte implicaría que se necesitarán más dólares para devolver el préstamo, lo que podría acabar con las ganancias y generar pérdidas.
El sistema del carry trade colapsó el lunes, cuando un yen que aumentaba su valor rápidamente contribuyó a la caída del mercado de valores, desencadenando una venta masiva shorts en el yen debido a que los operadores buscaban cerrar sus posiciones de manera apresurada. De esta forma, a mediados de julio, el dólar, que valía más de 161 yenes a mediados de julio, pasó a situarse en 142 yenes hacia el final de la jornada de negociación asiática el lunes, marcando una caída del 12% en su valor.
¿Cuál fue el detonante sobre la economía mundial?
El detonante fue un ajuste en la política monetaria por parte del Banco de Japón (BOJ) una semana antes, el 31 de julio, cuando sorprendió a los mercados con una estrategia de doble filo: aumentó la tasa de interés objetivo de los bonos del gobierno japonés y anunció una reducción drástica en la cantidad de bonos que compra como parte de sus esfuerzos para controlar las tasas de interés.
Estas medidas se implementaron en un contexto donde un yen demasiado débil estaba impulsando la inflación y reduciendo el poder adquisitivo de los consumidores japoneses. Aunque el índice básico de precios al consumidor es del 2,6 %, lo cual parece lejos de una crisis, el impacto en la población ya había sido sido evidente, ya que la inflación superó los ingresos durante 26 de los últimos 27 meses.
Frente a un aumento exponencial de la inflación, los funcionarios gubernamentales, cada vez más preocupados, han estado presionando al banco central para que tome medidas al respecto. Cabe destacar, además, que Japón importa prácticamente toda su energía y la mayoría de sus alimentos, con lo cual el aumento de los costos de importación impacta directamente en la economía real y en el gasto de los consumidores.
Sumado a ello, la preocupación por el alza de los precios se considera un factor clave en el bajo índice de aprobación (en torno al 25%) del gobierno del primer ministro Fumio Kishida, quien debe presentarse a la reelección como líder del gobernante Partido Liberal Democrático en septiembre, lo que hace que los problemas políticos relacionados con la inflación sean aún más evidentes.
“Crisis” financiera y el futuro del Banco de Japón
Con indicios de pánico en el ambiente, avivados por una serie de titulares que alertaban sobre un desplome del mercado, la caída de Tokio contribuyó a una tormenta perfecta de noticias negativas. Entre ellas, un informe del aumento de la tasa de desempleo en Estados Unidos y la noticia de que Warren Buffett había vendido una parte significativa de su participación en la corporación Apple.
A pesar de que las pérdidas en Estados Unidos no fueron tan drásticas como los titulares sugerían, con el Promedio Industrial Dow Jones cerrando con una disminución del 2,6 %, lejos del colapso que se insinuaba, el pesimismo predominó por sobre las noticias positivas.
A pesar de esto el miércoles, el mercado japonés se recuperó, con el Nikkei subiendo un 1,2 %, y el yen revirtiendo gran parte de sus ganancias luego de que el vicegobernador del BOJ, Shinichi Uchida, intentara calmar la situación afirmando que “el banco central no subirá más las tasas si hay turbulencias en el mercado”.
Aunque sus declaraciones fueron atribuidas a la estabilización momentánea del mercado, es probable que esta solución temporal tenga consecuencias futuras. Sus palabras, que aparentemente contradicen la promesa hecha por su superior una semana antes sobre la posibilidad de subir las tasas si fuera necesario, dieron la impresión de una reacción precipitada o de una posible división dentro del BOJ.
“Ese tipo de comunicación socava la credibilidad del Banco de Japón. Para el mercado financiero, la incertidumbre sobre el futuro de la política monetaria ha aumentado”, expresó Takahide Kiuchi, economista ejecutivo del Nomura Research Institute.
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