Al hablar de Terrorismo, diversas tácticas y armas han sido utilizadas a lo largo de la historia. Ataques armados, emboscadas, IED (explosivos improvisados de fácil fabricación), coche bomba, misiles y demás, son algunas de las muchas vías que los terroristas han utilizado en el transcurso de los años. No obstante, muchas veces se ha dejado de lado una de las amenazas más letales si de formas de desplegar el terror hablamos. Hacemos noción a lo que podríamos llamar como “Terrorismo químico” o “Terrorismo biológico”. Un tipo de terrorismo o “táctica” terrorista no tan frecuente en la actualidad, pero si de lo más peligrosa si de letalidad hablamos debido a los enormes daños que estos agentes podrían producirle al cuerpo humano llegando a generarle, obviamente, la muerte. 

Antecedentes en el transcurso de la historia

A lo largo del tiempo, según los datos ofrecidos el por el Global Terrorism Database (GTD), los atentados terroristas en los que se ha utilizado ciertos tipos de agentes químicos o biológicos constituyen tan solo un 0,20% y un 0,03% respectivamente. Siendo esta una cifra que roza lo insignificante, teniendo en cuenta la enorme cantidad de atentados en donde se han llevado a cabo ataques armados, atentados suicidas y la utilización de explosivos de todo tipo. Sin embargo, existe una serie de antecedentes en donde grupos terroristas como el autodenominado “Estado Islámico” –ISIS- y Al Qaeda han hecho uso de sustancias químicas y/o biológicas para desplegar el terror y atentar contra la población civil. 

Cronológicamente hablando -si hacemos hincapié en el terrorismo yihadista- una de las organizaciones terroristas más famosas y letales de la historia, Al Qaeda, ha empezado a experimentar la cuestión de las armas químicas también en la década de los 90’ -más precisamente en el año 1997-, utilizando fosgeno, cloro y cianuro de hidrogeno. Años más tarde, quien seguiría su camino sería ISIS quien, desde su surgimiento en 2013, ha perpetrado 5 ataques con armas químicas–mayormente gas mostaza– tanto en Siria como en Irak, produciéndose en el año 2023 el último atentado registrado de dicha índole. 

En la lucha contra el terrorismo biológico 

Desde el punto de vista legal, ya en diversas ocasiones, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha reconocido la existente conexión entre el terrorismo internacional y el tráfico de ciertos materiales considerados como armas químicas, biológicas, radiológicas y/o nucleares. En este sentido, desde la Oficina de las Naciones Unidas contra el Terrorismo (OCLT), elaboró un “Programa contra las Armas de Destrucción Masiva y Armas Químicas, Biológicas, Radiológicas y Nucleares”, instando a los Estados miembros a que tengan presente el tema de regulación del monopolio de este tipo de armas de destrucción masiva por parte de distintas organizaciones terroristas 

Una amenaza actual 

Semanas atrás, la noticia de que, en Viena, Austria se producía la detención de un grupo de personas con supuestos vínculos con el autodenominado “Estado Islámico” con supuesta posesión de sustancias químicas, han encendido las alarmas de las autoridades de seguridad austríacas que decidieron suspender los conciertos de la cantante Taylor Swift programados para aquellos días. Ya que consideraron que, tal acontecimiento, podría haber sido un perfecto escenario para un atentado terrorista carácter suicida. Al mismo tiempo, en este caso, no se descartó el uso de armas químicas para el mismo, lo que quizás hubiese supuesto un desastre aún mayor, quedando en evidencia que el llamado terrorismo biológico constituye un peligro no ajeno a nuestros días.

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Máximo Alterman
Licenciado en Ciencias Políticas por Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino y maestrando en RRII en la Universidad de Belgrano. Gran interés en Medio Oriente y particularmente, el fenómeno del Terrorismo

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