Por medio de un influyente asesor del presidente ruso, Vladímir Putin, Rusia acusó a Occidente de ayudar a Ucrania en la invasión de Kursk, en la que habría estado involucrada la alianza de la OTAN liderada por Estados Unidos.
La invasión de Kursk
La incursión relámpago, la mayor en Rusia por parte de una potencia extranjera desde la Segunda Guerra Mundial, comenzó el 6 de agosto cuando miles de tropas ucranianas cruzaron la frontera occidental de Rusia en una gran vergüenza para el ejército de Putin.
Ucrania dijo que la incursión era necesaria para obligar a Rusia, que envió sus fuerzas a Ucrania en febrero de 2022, a iniciar conversaciones de paz “justas”.
Pero Estados Unidos y las potencias occidentales, deseosas de evitar una confrontación militar directa con Rusia, dijeron que Ucrania no había dado aviso previo y que Washington no estaba involucrado, aunque se informa de que se han utilizado armas proporcionadas por Gran Bretaña y Estados Unidos en suelo ruso.
La acusación de Rusia contra Occidente
El influyente veterano halcón del Kremlin Nikolai Patrushev desestimó las afirmaciones occidentales en una entrevista con el periódico Izvestia. “La operación en la región de Kursk también fue planeada con la participación de la OTAN y los servicios especiales occidentales”, dijo, sin ofrecer pruebas.
“Sin su participación y apoyo directo, Kiev no se habría aventurado en territorio ruso”. Las declaraciones implicaban que la primera incursión reconocida de Ucrania en territorio ruso soberano conllevaba un alto riesgo de escalada.
Putin presidió una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia, en la que participó Patrushev, y dijo que el debate se centraría en las “nuevas soluciones técnicas” que se están empleando en lo que Rusia llama su operación militar especial.
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