Desde que tengo la responsabilidad de escribir sobre los complejos conflictos que moldean nuestro mundo, me volví una persona obsesiva con recolectar la mayor cantidad de fuentes posibles para interpretar lo que sucede y explicar las dinámicas del sistema internacional. En esta búsqueda constante de información, descubrí hace años Telegram, una aplicación que, por su rapidez, masividad y diversidad de canales, se convirtió en un recurso invaluable para contrastar y verificar lo que pasa en el mundo, todo desde la comodidad de mi casa.
Todo eso cambió cuando me tocó viajar a Ucrania. Admito que, con cierta ingenuidad y prejuicio por el origen de la app, decidí desinstalar Telegram, consultando previamente a mis contactos locales sobre la seguridad de utilizar la plataforma en territorio ucraniano. Para mí, fue un desafío romper con mi rutina habitual de acceso a la información en pleno terreno. Pero, para mi sorpresa, no solo está permitido usar Telegram en Ucrania, sino que se ha convertido en una fuente de consulta clave, tanto para locales como para extranjeros.
El momento que grafica mi percepción sobre Telegram ocurrió durante una cena en Kiev. Compartía la mesa con varias personalidades, sonó una alerta aérea por un ataque ruso. Mientras yo me preparaba para empezar a movilizarme al búnker más cercano, los demás se mantuvieron inmutables. Comprobaron el destino del ataque, el tipo de misil y la hora en vivo, todo a través de Telegram. Y, en cuestión de minutos, dejaron sus celulares para continuar disfrutando de la comida, como si nada hubiera pasado. Esa experiencia, para alguien que nunca había vivido una alerta de misiles, fue increíble. En ese momento comprendí la importancia de mantener acceso a este tipo de recursos, y, por supuesto, reinstalé Telegram desde la capital ucraniana.
Este episodio me hizo entender el verdadero poder de la app: su capacidad para conectar a las personas con información crítica en tiempo real, en medio de la guerra. Pero también me dejó pensando en el papel de esta plataforma en la difusión de información y desinformación, y en cómo su futuro podría redefinir la dinámica de la información en conflictos como el de Ucrania.
Telegram ha emergido como una herramienta crucial en la guerra de Ucrania, desempeñando un papel multifacético en la dinámica del conflicto. Su plataforma permite una comunicación rápida y segura, lo que la convierte en un canal vital para la transmisión de información y la coordinación de actividades en el terreno. Durante el conflicto, tanto las fuerzas ucranianas como las rusas utilizan Telegram para compartir actualizaciones, coordinar movimientos y movilizar apoyo. La plataforma también ha sido clave para la difusión de información en tiempo real, permitiendo a analistas y observadores seguir el desarrollo de los eventos desde múltiples perspectivas.
El arresto de Pavel Durov, el fundador de Telegram, en Francia ha generado una gran preocupación sobre el futuro de la plataforma y su capacidad para seguir operando con la misma libertad. Durov, quien ha defendido la privacidad de los usuarios y la libertad de expresión como pilares fundamentales de Telegram, enfrenta un entorno cada vez más hostil. La posibilidad de que las autoridades francesas tomen acciones que afecten a Telegram podría limitar el acceso a información crucial para la comprensión de la guerra en Ucrania. El impacto potencial de este arresto podría ser significativo, afectando no solo a los usuarios que dependen de la plataforma para obtener noticias y coordinar actividades, sino también a la dinámica de la guerra misma, al restringir una fuente clave de información.
Telegram como espacio de información y desinformación
Telegram ha emergido como una plataforma clave en la guerra de información entre Ucrania y Rusia, jugando un papel relevante en la difusión y el control de narrativas durante el conflicto. Su estructura abierta y su capacidad para albergar una amplia gama de canales y grupos han convertido a esta aplicación en un campo de batalla informativo vital, con una influencia considerable en cómo se perciben y comprenden los eventos del conflicto en distintas partes del mundo.
En Ucrania, la app se ha convertido en una herramienta esencial para la movilización y la coordinación tanto de recursos civiles como militares. Los canales ucranianos, tanto oficiales como no oficiales, proporcionan actualizaciones en tiempo real sobre el desarrollo de los combates, alertas sobre ataques inminentes y detalles sobre la situación humanitaria. Esta capacidad para transmitir información rápida y eficazmente es crucial para la coordinación de la respuesta a nivel nacional, permitiendo a las autoridades y a los ciudadanos organizarse frente a las amenazas y gestionar la situación de manera más eficiente.
Además, Telegram ha desempeñado un papel importante en la documentación y la transparencia. Ciudadanos y periodistas ucranianos utilizan la plataforma para reportar incidentes en el terreno, desde ataques rusos hasta daños a infraestructuras y violaciones de derechos humanos. Los reportes, frecuentemente acompañados de imágenes y videos, proporcionan evidencia visual de los hechos y sirven para contrarrestar la propaganda rusa.
Por otro lado, Rusia ha utilizado Telegram para difundir su versión oficial de los eventos y controlar la narrativa del conflicto. Los canales pro-rusos publican mensajes que destacan los éxitos militares rusos, minimizan las derrotas y desacreditan a los líderes ucranianos. Esta estrategia de propaganda busca consolidar el apoyo interno y legitimar las acciones del Kremlin, tanto frente a la audiencia doméstica como internacional. Al controlar la narrativa, el Kremlin intenta reforzar la imagen positiva de sus acciones y minimizar las críticas hacia su gobierno.
Además, Rusia ha trabajado activamente junto a bloggers militares rusos y analistas independientes en Telegram. Se ha observado un esfuerzo por influir en estos actores para que minimicen la crítica al gobierno y al Ministerio de Defensa, mientras amplifican las narrativas favorables al Kremlin. Esta estrategia tiene el objetivo de crear una imagen positiva del conflicto y de controlar la información que circula sobre el mismo, lo que puede influir en la percepción pública y en la cobertura internacional.
La desinformación también juega un papel clave en guerra. Telegram ha sido utilizado para sembrar confusión y diseminar noticias falsas, teorías de conspiración y análisis sesgados. Esta táctica de desinformación busca desviar la atención de la realidad del conflicto, erosionar la confianza en las fuentes de información independientes y fomentar la incertidumbre entre los ciudadanos y analistas internacionales. La propagación de información falsa contribuye a desestabilizar la percepción pública y a influir en la opinión global sobre la guerra.
La plataforma ofrece una ventana única a los diversos ángulos del conflicto, pero también plantea desafíos significativos en términos de desinformación y control narrativo.
Consecuencias del arresto de Durov para el futuro de Telegram y la guerra
El arresto de Pavel Durov en Francia marca un hito fundamental en la historia de Telegram, y sus implicaciones podrían ser profundas tanto para la plataforma como para el conflicto en Ucrania. Durov, como fundador y figura clave de la aplicación, ha defendido fervientemente la privacidad y la libertad de expresión, posicionando a Telegram como un bastión para la información en tiempo real y una plataforma para el intercambio de ideas en un contexto de guerra.
El arresto de Durov abre la puerta a varias incertidumbres sobre el futuro de Telegram. Uno de los escenarios posibles es que la plataforma enfrente presiones para ajustar sus políticas de acceso y manejo de datos. Las autoridades francesas, y potencialmente otras en Europa, podrían ejercer influencia para implementar medidas de control más estrictas sobre la información que circula en Telegram. Esto podría traducirse en un mayor grado de censura o en la imposición de requisitos que limiten la libertad con la que los usuarios pueden compartir y recibir información.
Si Telegram se ve forzado a cumplir con estas nuevas demandas, el acceso a información crítica podría verse comprometido. En el contexto de la guerra en Ucrania, esto podría limitar la capacidad para seguir actualizaciones en tiempo real, obtener reportes de primera mano y documentar eventos cruciales. La capacidad de Telegram para funcionar como una herramienta podría verse gravemente afectada, reduciendo la cantidad y la calidad de la información disponible.
El arresto de Durov también podría desencadenar un aumento en la censura dentro de Telegram. En un intento por evitar conflictos legales y mantener el acceso a mercados clave, la plataforma podría optar por eliminar o restringir contenido que sea considerado problemático por los gobiernos o entidades reguladoras. Esto podría incluir la eliminación de canales y grupos que diseminen información sensible sobre el conflicto en Ucrania o que cuestionen las versiones oficiales promovidas por los gobiernos.
La censura podría extenderse a la restricción de ciertos tipos de comunicación, como la documentación de violaciones de derechos humanos o la crítica a los actores del conflicto. Para Ucrania, esto significaría una reducción en la visibilidad de eventos críticos y un obstáculo para la movilización internacional y la generación de apoyo global. Para Rusia, por otro lado, la censura podría limitar la difusión de desinformación y propaganda, alterando el equilibrio de la guerra de información a favor de una mayor transparencia.
Impacto en la “guerra de la información”
La situación futura de Telegram tendrá implicaciones significativas para la guerra de información en el conflicto entre Ucrania y Rusia. Si Telegram experimenta restricciones en el acceso y en la difusión de información, esto podría afectar la capacidad de ambos bandos para controlar y manipular la narrativa del conflicto. La plataforma ha sido un campo de batalla clave para la información, y cualquier cambio en su estructura o en sus políticas podría influir en la dinámica de la “guerra de la información”.
Para Ucrania, un Telegram más restringido podría significar una pérdida de una herramienta crucial para la movilización y la documentación de la guerra. La capacidad para comunicar actualizaciones en tiempo real y para conectar con el público internacional podría verse mermada, afectando el esfuerzo por generar apoyo y visibilidad global. Para Rusia, la censura podría limitar la capacidad de difundir propaganda, alterando el control sobre la narrativa interna y externa del conflicto.El arresto de Durov plantea una serie de incertidumbres para el futuro de Telegram y su papel en la guerra de información. Los posibles cambios en el acceso a la información y en la censura en la plataforma tendrán un impacto considerable en cómo se desarrolla y se percibe el conflicto en Ucrania.
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La cuestión no es tanto de censurar o limitar la libertad de expresión en la plataforma como la de forzar a esta a dar cumplimiento a mandamientos emitidos por autoridades competentes con motivo de la investigación de delitos comunes. Esa es la otra cara de Telegram: la de una app cobijo de redes de cibercriminales traficando con datos personales y bancarios robados (eso sí que es una vulneración de la privacidad en toda regla) o con malware, nido de grupos en los que se comercia y se produce a demanda material pedófilo e incluso medio de coordinación de células terroristas. Ante cualquier demanda justificada de información sobre usuarios implicados en casos concretos de esta naturaleza , Telegram guarda silencio e ignora a las autoridades competentes. Ya era hora de que se tomasen medidas contra Durov.
La cuestión no es tanto de censurar o limitar la libertad de expresión en la plataforma como la de forzar a esta a dar cumplimiento a mandamientos emitidos por autoridades competentes con motivo de la investigación de delitos comunes. Esa es la otra cara de Telegram: la de una app cobijo de redes de cibercriminales traficando con datos personales y bancarios robados (eso sí que es una vulneración de la privacidad en toda regla) o con malware, nido de grupos en los que se comercia y se produce a demanda material pedófilo e incluso medio de coordinación de células terroristas. Ante cualquier demanda justificada de información sobre usuarios implicados en casos concretos de esta naturaleza , Telegram guarda silencio e ignora a las autoridades competentes. Ya era hora de que se tomasen medidas contra Durov