La Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha encendido las alarmas tras revelar que Irán ha acumulado reservas de uranio enriquecido que se acercan peligrosamente a niveles armamentísticos cercanos a niveles de armas nucleares. Este desarrollo representa un desafío crítico a los esfuerzos internacionales por contener el avance del programa nuclear iraní y tiene el potencial de desestabilizar aún más la ya tensa situación en el Medio Oriente.
Aumento significativo de uranio enriquecido
Según un informe confidencial de la OIEA, hasta el 17 de agosto, Irán ha acumulado 164,7 kilogramos de uranio enriquecido al 60%, lo que representa un aumento de 22,6 kilogramos desde el último informe publicado en mayo. Este nivel de enriquecimiento está a un pequeño paso técnico de alcanzar el 90%, el umbral necesario para la producción de armas nucleares. De hecho, la propia definición del OIEA establece que con tan solo 42 kilogramos de uranio al 60%, Irán estaría en condiciones de desarrollar un arma nuclear si optara por aumentar el enriquecimiento al nivel requerido.
Rafael Mariano Grossi, director general del OIEA, ha manifestado su preocupación, subrayando que Teherán dispone de suficiente material para fabricar “varias” bombas nucleares. Además, Grossi ha admitido que la agencia no puede asegurar que Irán no esté llevando a cabo actividades de enriquecimiento clandestinas, debido a la falta de acceso a ciertos sitios clave y la interrupción de las cámaras de vigilancia instaladas por la OIEA.
Relaciones deterioradas con la OIEA
El informe publicado el jueves es solo el capítulo más reciente en el deterioro de las relaciones entre Teherán y el organismo internacional con sede en Viena. En junio, la Junta de Gobernadores del OIEA, compuesta por 35 miembros, censuró a Irán por no cooperar plenamente con las inspecciones y supervisiones. Esta censura fue consecuencia de la negativa de Irán a permitir que los inspectores accedan a ciertas instalaciones nucleares, como la planta de centrifugadoras en Isfahan, a pesar de múltiples solicitudes por parte del organismo.
La negativa de Irán a reactivar las cámaras de vigilancia y a permitir el acceso a inspectores clave ha generado una mayor incertidumbre sobre las actividades nucleares del país. Además, el informe señala que Teherán aún no ha proporcionado respuestas satisfactorias sobre la ubicación actual de partículas de uranio artificiales detectadas en sitios no declarados, como Varamin y Turquzabad, lo que ha intensificado las sospechas de la comunidad internacional.
Un acuerdo nuclear en ruinas
El acuerdo nuclear de 2015, que en su momento limitó el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones económicas, se encuentra en ruinas desde que la administración Trump retiró a Estados Unidos del pacto en 2018. Desde entonces, Irán ha superado todos los límites impuestos por el acuerdo, avanzando significativamente en su capacidad de enriquecimiento de uranio. Este avance no solo preocupa a Occidente, sino que también exacerba las tensiones en Medio Oriente, donde la posibilidad de un Irán nuclear representa una amenaza existencial para países como Israel.
En este contexto, Irán ha completado la instalación de ocho cascadas de centrifugadoras IR-6 en su planta subterránea de Fordo, aunque aún no están operativas. También ha avanzado significativamente en la instalación de centrifugadoras IR-2m y IR-4 en la planta de Natanz, que en conjunto permiten un enriquecimiento de uranio mucho más rápido y eficiente.
Un futuro incierto
La reciente escalada en las actividades nucleares de Irán ocurre en un momento de máxima tensión en la región. Las relaciones entre Irán e Israel han alcanzado un nuevo punto álgido, especialmente después del ataque de Hamás a Israel y la posterior guerra en Gaza. Las amenazas de Irán de desarrollar armas nucleares solo añaden combustible al fuego en una región ya inestable.
La falta de cooperación de Irán con la OIEA y su continuo avance en el enriquecimiento de uranio generan incertidumbre sobre el futuro del programa nuclear iraní y las posibles respuestas de la comunidad internacional. Las recientes declaraciones del Líder Supremo de Irán, el Ayatolá Alí Jamenei, abriendo la puerta a nuevas negociaciones con Estados Unidos, sugieren que aún podría haber una ventana para la diplomacia, aunque las condiciones son cada vez más difíciles.
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