Estados Unidos viene llevando a cabo un cambio en su estrategia de defensa durante los últimos años, alejándose de la lucha contra el terrorismo que dominó su enfoque militar tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Ahora, la planificación militar se centra en la preparación para posibles conflictos con China y Rusia, dos potencias que el Pentágono considera como las principales amenazas para la seguridad global y los intereses estadounidenses.

En este sentido, dicho cambio se puede apreciar en la Estrategia de Defensa Nacional publicada en octubre de 2022, un documento que guía las políticas y prioridades del Departamento de Defensa de EE.UU. para los próximos años. La estrategia destaca la necesidad de una “disuasión integrada”, que combina esfuerzos de las fuerzas armadas, las agencias de inteligencia y los diplomáticos para evitar conflictos con estos adversarios.

Uno de los pilares apunta a la modernización de las capacidades militares. Datos revelados por The Conversation, muestran que Estados Unidos ha incrementado significativamente su presupuesto de defensa, destinando 234.900 millones de dólares en 2024 para apoyar la disuasión integrada. Estos fondos están siendo utilizados para adquirir tecnologías avanzadas, como aviones de combate F-35 y submarinos nucleares de la clase Columbia, que refuerzan la capacidad de EE.UU. de responder a cualquier amenaza en el aire, en el mar y en el espacio.

Siguiendo esta misma línea, el Pentágono también adoptó un enfoque innovador conocido como “empleo dinámico de la fuerza”. Este concepto implica el despliegue rápido y flexible de tropas en diversas partes del mundo, sin patrones predecibles, lo que mantiene a los adversarios en la incertidumbre. Un ejemplo de esta táctica es el despliegue de hasta 10.000 tropas estadounidenses en Polonia en respuesta a la amenaza de Rusia.

Tecnología avanzada y alianzas globales

La tecnología avanzada también juega un papel crucial en la nueva estrategia militar de EE.UU. El Pentágono lanzó la Iniciativa Replicator, un programa que busca desarrollar miles de aeronaves y barcos autónomos de bajo costo impulsados por inteligencia artificial. Esta tecnología tiene como objetivo contrarrestar la creciente capacidad militar de China, que ha expandido rápidamente su arsenal en los últimos años, acercándose al nivel de Estados Unidos en términos de poderío aéreo, naval y nuclear.

Asimismo, la estrategia estadounidense también se centró en fortalecer las alianzas globales, especialmente en Europa y Asia-Pacífico. En el Indo-Pacífico, una región de creciente interés estratégico, Estados Unidos viene reforzando sus lazos con Japón, Corea del Sur y Filipinas a través de ejercicios militares y asistencia de defensa. Estas alianzas son fundamentales para mantener un equilibrio de poder en regiones clave y para disuadir cualquier intento de agresión por parte de China o Rusia.

Fuente: The conversation

Redacción
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