Los sistemas aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) o drones de ataque unidireccional Shahed 131 y 136, de fabricación iraní, están costándole a Rusia la guerra contra Ucrania. Moscú los utiliza en su campo de batalla así como también en Medio Oriente desde hace años, producidos nacionalmente bajo licencia con la denominación Geran 1 y 2, y son para el país grandes protagonistas al frente del combate.
Sin embargo, su eficacia en el teatro de operaciones actual parece estar en declive. Utilizados en gran parte para atacar infraestructuras críticas ucranianas, los Shahed se enfrentan a un enemigo que ha mejorado sus capacidades de defensa antidrones. Según datos recopilados, la tasa de interceptación de los drones Shahed ha aumentado constantemente en los últimos cinco meses, con una media del 91% desde marzo de 2024.
¿Cómo Ucrania ha alcanzado mejorar su defensa antidrones?
Las Fuerzas Armadas de Ucrania han logrado interceptar cada vez más Shahed rusos, específicamente ampliando su red de alerta temprana con radares fijos distribuidos y sensores electroópticos y acústicos. Además, el ejército ha entrenado nuevos “grupos de fuego móviles” que se especializan en interceptar y derribar estos drones.
Como explica el especialista Federico Borsari, “en cuanto al hardware, las fuerzas ucranianas han desplegado una combinación de contra-UAS móviles y capacidades de defensa antiaérea de corto alcance para combinar cañones antiaéreos como el ZU-23-2 y el Gepard de fabricación alemana, sistemas de defensa antiaérea disparados desde el hombro como el Stinger y el Igla, y cohetes guiados por láser rentables como el sistema avanzado de armas asesinas de precisión (APKWS) proporcionado por Estados Unidos”.
En esta combinación de sensores multiespectrales, técnicas y procedimientos eficaces, Ucrania ha logrado complementar los ataques directos contra infraestructuras de drones enemigos y proponer nuevas soluciones más rentables, tratando de desmitificar también el peso de los drones de Rusia en el campo de batalla. En este contexto, la tasa media de interceptación de Shahed ha aumentado en comparación al año anterior.
La importancia de no subestimar los drones rusos
Más allá de la existencia de soluciones defensivas contra drones enemigos, Ucrania ha podido ampliar las capacidades necesarias para hacer frente a los Shahed de Rusia. Es un hecho que la OTAN, como socios principales de Kiev, debe poner el tema en agenda y promover la ampliación de defensas antidrones.
No obstante, más allá de la disminución de la eficacia de los Shahed, no debe subestimarse la amenaza que representan. En los últimos años han sabido merodear por los cielos de Medio Oriente, desde Arabia Saudí hasta los Emiratos Árabes Unidos e Israel, así como también han sido elegidos por grupos terroristas o revolucionarios en sus ataques.
Los Shahed fueron utilizados en el ataque orquestado por Irán en septiembre de 2019 contra las terminales petroleras de Saudi Aramco, que dejó temporalmente fuera de servicio el 5% del suministro mundial de petróleo, y también se encuentran entre las armas elegidas por los hutíes para atacar buques comerciales en el Mar Rojo y el Estrecho de Ormuz.
Pero además, aunque disminuya su eficacia de ataque o se encuentren nuevas maneras de enfrentarlos, estos sistemas pueden revelar las posiciones de los medios de defensa aérea del enemigo, agotar las existencias de interceptores o desviar recursos de capacidad que podrían utilizarse en otros lugares. Alcanza con unos pocos sistemas para provocar graves destrucciones, especialmente contra infraestructuras críticas.
Además, la eficacia de los drones aumenta drásticamente cuando se utilizan como parte de ataques de saturación que combinan misiles de largo alcance.
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