En abril, el Partido Popular Indio de Narendra Modi no obtuvo la mayoría necesaria en las elecciones generales y tuvo que negociar con aliados para mantenerse en el poder. Por primera vez desde 2014, Modi tuvo que compartir con otros partidos aliados los cargos del Ejecutivo. En ese momento, la reacción del mercado no fue muy positiva y despertó alarmas en el sector financiero de la India.
Por otro lado, sumado al contexto interno del país, las tensiones geopolíticas tuvieron su impacto en la economía. Las recientes reformas económicas, orientadas a incorporar inversores extranjeros directos, no tuvieron el impacto positivo esperado debido a las tasas de interés altas determinadas por los principales países desarrollados.
Parte del revés electoral de Modi estuvo ligado a las pocas oportunidades de crecimiento dentro de la sociedad india. La falta de empleo privado, y qué gran parte del crecimiento está sustentado en crédito público al sector retail y no ingresos del ahorro, son indicadores de la endeble coyuntura económica del país.
Sigue el crecimiento a “tasas indias”, pero a menor ritmo
El Banco de la Reserva de la India (RBI) proyecta que la economía crecerá un 7,2% durante todo el año fiscal, un ritmo más lento que el crecimiento del 8,2% registrado el año anterior. Esta desaceleración se debe, según el RBI, a la reducción del gasto público y a las normas más estrictas impuestas por el Banco Central sobre los préstamos al consumo privado o retail. Por su parte, el sector manufacturero, que constituye cerca del 17% del PIB de la India, creció un 7% en el periodo de abril a junio en comparación con el mismo trimestre del año anterior. Este período generó alarmas entre los economistas indios, porque en el trimestre anterior el crecimiento fue del 8,9%.
Restricciones al crecimiento
India, a diferencia de varias potencias regionales, necesita llevar a cabo reformas en la estructura y la legislación relacionadas con la propiedad de la tierra, la agricultura y el mercado laboral. Los procedimientos legales deben ser más eficientes, según el Banco Asiático de Desarrollo. Además, pese a su gran población, India no ha conseguido crear una base amplia de competencias y talentos, excepto en un segmento pequeño de personas altamente capacitadas. Se prevé que el crecimiento del PIB se mantenga en torno al 6,9% para el periodo fiscal 2024/25, impulsado principalmente por el consumo rural y el gasto público. Sin embargo, aparecen como restricciones al crecimiento la caída del consumo urbano, la menor demanda privada (que es cubierta por el gasto público) y las tensiones económicas globales.
La menor demanda global, y los miedos a una recesión financiera, pueden afectar las previsiones de crecimiento indio. Como mencionamos anteriormente, si al retraso en la baja de las tasas de interés para dinamizar la demanda de los países desarrollados se suma la volatilidad financiera, tanto la demanda de productos indios como las inversiones se verán gravemente afectadas.
Por otro lado, India deberá hacer foco en el gasto de infraestructura dirigido a la educación. Si bien son un hub de tecnología, su fuerza laboral en el rubro es muy reducida. La población rural, que engloba el 60% del consumo privado total, necesita mejorar sus habilidades laborales para insertarse tanto en la industria como en los servicios. De esa manera, según el Banco Asiático de Desarrollo, las posibilidades de crecimiento económico serán sustentables en el tiempo para el país.
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