El presupuesto de Brasil para 2025 suscitó preocupación entre los analistas cuando Dario Durigan, secretario ejecutivo del Ministerio de Finanzas, presentó el plan en una conferencia de prensa y reconoció que enfrenta una serie de desafíos, incluidos los esfuerzos para frenar el gasto público y lograr un déficit cero. El documento llega al Congreso brasileño con más preguntas que respuestas, particularmente en cuanto a la viabilidad de sus metas fiscales.

En este sentido, el plan financiero que delinea el sendero de la octava economía del mundo para el próximo año se enfrenta a incertidumbres significativas en cuanto a los ingresos proyectados, que oscilan entre $120 mil millones (aproximadamente US$ 21,39 mil millones) y $170 mil millones de reales. Este rango refleja una proyección optimista que, según los expertos del medio The Rio Times, se encuentra atravesada por diversos riesgos.

A esto se suma otro factor de no menos importancia, el hecho de que el Gobierno brasileño se mostró reacio a realizar los recortes necesarios en el gasto público, especialmente en lo que refiere a programas sociales. La negación a siquiera considerar un ajuste podría obstaculizar el cumplimiento de los objetivos fiscales presentados por la cartera de economía, sostienen expertos.

En línea con esto, entre las estrategias planteadas por la administración de Lula se encuentra la imposición de un impuesto mínimo del 15% a grandes empresas tecnológicas y multinacionales, con el fin de cubrir las brechas presupuestarias. Sin embargo, Felipe Salto, economista jefe de Warren Investments, expresó sus reservas sobre la dependencia del presupuesto en fuentes de ingresos inciertas. Además, señala que cerca de $168,3 mil millones de reales provienen de fuentes que dependen de la aprobación legislativa o son inherentemente inestables, lo que añade una capa adicional de imprevisibilidad al panorama fiscal.

Desafíos para el Gobierno de Lula da Silva

Entre las predicciones, Rafaela Vitória, economista jefe del Banco Inter, proyecta un déficit público de $110 mil millones de reales para 2025, equivalente al 0,9% del PIB de Brasil. En este contexto, Vitória advierte que las propuestas de aumento de impuestos tienen pocas posibilidades de ser aprobadas en el Congreso, lo que podría dejar un vacío significativo en los ingresos proyectados y desencadenar una serie de factores negativos como un nuevo ciclo de ajuste monetario y mantener la inflación por encima de los objetivos durante un período prolongado.

El presupuesto también depende en gran medida de la capacidad del Gobierno de Lula para implementar recortes en beneficios fiscales y mejorar la eficiencia en la recaudación. Sin embargo, la demora en abordar estas medidas resalta las dificultades más amplias en la gestión fiscal de Brasil, donde la cooperación legislativa es crucial para evitar una crisis financiera. La continua postergación de ajustes necesarios podría seguir presionando la moneda y las tasas de interés, agravando los desafíos económicos en los próximos años.

Fuente: The Rio Times

Redacción
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