Frente a la solicitud de Turquía de unirse a los BRICS y a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la OTAN ha comenzado a cuestionar su rol dentro de la alianza. Las principales “quejas” recaen en la compatibilidad de Ankara con los ideales del bloque de defensa, objetando su sentido de pertenencia.
Para muchos, ser miembro de ambos bloques implica un relacionamiento contradictorio, puntualmente por tratarse de bloques mutuamente opuestos. Lo cierto es que Turquía, por múltiples motivos, no encuentra en Occidente el rendimiento esperado, ni la OTAN considera que pueda ser un representante de sus pilares fundacionales.
Además, Ankara ha sabido “tocar las narices” de la OTAN en los últimos años, debido a múltiples diferencias en torno al accionar de Erdogan. Por ejemplo, en Estados Unidos sancionó al país por desplegar un sistema de misiles tierra-aire S-400 de fabricación rusa por ser “incompatible con la tecnología de la alianza”. Mucho más recientemente, supo frenar la candidatura de adhesión a la OTAN de Suecia.
Los posibles motivos del cuestionamiento de Turquía en la OTAN
Múltiples analistas consideran que el principal cuestionamiento hacia Turquía es la imposibilidad de pertenecer a dos bloques como los BRICS o la OCS, encabezados por sus principales adversarios.
A este argumento focal se suma el posicionamiento de Erdogan sobre los actuales conflictos de Ucrania y Gaza, en los cuales la OTAN está sumamente involucrada y posicionada en el bando Ucrania-Israel, respectivamente. Contrariamente, Erdogan fue crítico con la ofensiva en Gaza y afirmó que su país podría entrar en Israel para ayudar a los palestinos en la guerra, tal y como lo ha hecho en el pasado en Libia o Nagorno-Karabaj.
El mandatario turco ha bloqueado la cooperación con Israel y se opone a su accionar en Gaza, y el mes pasado afirmó que las potencias occidentales están “adoptando enfoques equivocados y potencialmente peligrosos” en tal conflicto.
La positiva bilateralidad entre Erdogan y Putin, mandatario del principal agresor de Ucrania y adversario de la OTAN, es otra de las principales críticas de Occidente. Junto con el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha sido el único líder de la OTAN que mantiene estrechos contactos con Putin desde el inicio de la guerra.
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