Reportes indican que EE.UU. habría decidido levantar el veto que prohíbe a las Fuerzas Armadas de Ucrania utilizar misiles de largo alcance de origen estadounidense contra objetivos militares en territorio ruso. El trascendido se da luego de que Washington confirmara hace unos días que Irán entregó a Moscú una primera tanda de misiles balísticos de corto alcance.

Misil de largo alcance MGM-140 ATACMS, similar a los provistos a Ucrania y sobre los cuales pesa el veto de Washington. Foto: US Army

Tanto EE.UU. como sus aliados han mantenido la prohibición a Kyiv de utilizar armamento transferido en los paquetes de asistencia militar contra objetivos en territorio ruso, decisión que fue y es objetada por Ucrania ya que limita considerablemente sus esfuerzos a la hora de degradar o destruir infraestructura y material crítico utilizado por las Fuerzas Armadas rusas contra las defensas ucranianas.

Los misiles de largo alcance en cuestión son los MGM-140 ATACMS, proyectiles que han sido entregados por EE.UU. a Ucrania hace varios meses y que son lanzados desde los sistemas HIMARS y M270 MLRS. La cesión de este material tampoco fue sin polémica, ya que desde Washington se mostró mucha reticencia para liberar el material. Una vez superada esa barrera, EE.UU. ha entregado tandas acotadas de estos misiles, decisión que también ha sido criticada desde distintos sectores ya que no permite a Ucrania golpear constantemente y con contundencia.

La postura de Washington y aliados es que, una potencial luz verde para que Ucrania pueda utilizar armamento occidental en territorio ruso podría derivar en una nueva escalada del conflicto. Las voces en contra indican que esta estrategia se ha mostrado fallida con cada sistema de alto rendimiento que se cedió a Kyiv, como han sido las piezas de artillería M777, los sistemas de cohetes HIMARS, los misiles antiaéreos NASAMS y Patriot, los misiles crucero Storm Shadow y SCALP EG, los cazas F-16, entre otros.

Kyiv también insiste que para lograr revertir la situación en algunos frentes, es imperioso que las Fuerzas Armadas Ucranianas puedan atacar en la profundidad del territorio ruso, ya sea depósitos de combustible, polvorines, puestos de comando, bases aéreas, entre otros objetivos críticos. Esto con la idea de degradar el potencial de las fuerzas invasoras, a la vez que se pretende limitar espacios próximos a los frentes o “santuarios” donde las tropas invasoras pueden reorganizarse, reabastecerse y descansar.

Ucrania busca degradar o destruir la infraestructura que apoya el esfuerzo de las fuerzas rusas, lo que facilitaría el accionar de las defensas locales. Foto: UA

Pese a que los misiles de largo alcance ATACMS no cuentan con la tecnología más reciente, siguen siendo herramientas valiosas gracias a sus capacidades y performances. Ucrania ha intentado suplir este faltante con ataques de drones y de misiles de diseño propio, sin embargo ninguna de estas plataformas es tan capaz y está disponible en las cantidades de los ATACMS.

Con los recientes trascendidos de un posible levantamiento del veto, desde algunos sectores ya se ha advertido que esta decisión podría ser una estrategia de Washington para evitar que Moscú utilice los nuevos misiles balísticos iraníes contra Ucrania, decisión que, de ser así, también se la aprecia como fallida ya que Rusia no ha mostrado frenos a la hora de emplear cualquier tipo de armamento convencional a su disposición.

Imagen de portada: US Army – John Hamilton

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Redacción
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