En una reciente rueda de prensa, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski confirmó que tropas rusas lanzaron una contraofensiva en Kursk, y un vehículo de la Cruz Roja fue impactado en Donetsk. Según el think tank Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), Rusia rompió las defensas ucranianas en la zona noroeste del pueblo de Korenevo y entraron en Snagost, mientras que un ataque en el este de Ucrania causó la muerte de tres cooperantes de la organización.
Acompañado por su homólogo de Lituania, Gitanas Nausėda, Zelenski afirmó el pasado 12 de septiembre que “los rusos han lanzado una contraofensiva. Esto va de acuerdo con el plan ucraniano”. No obstante, el proyecto ucraniano de cartografía de guerra DeepState, afiliado al Ministerio de Defensa de Ucrania, reportó el 11 de septiembre que la situación en el flanco izquierdo de Kursk se ha deteriorado, con operaciones activas de asalto de fuerzas rusas llevándose a cabo.
Cabe recordar que, a finales de agosto, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Oleksandr Syrskyi, declaró que Ucrania había capturado a 594 soldados rusos y controlado más de 100 asentamientos desde el comienzo de la operación en Kursk. El objetivo, según Zelenski, es crear una zona tampón para impedir las operaciones militares rusas contra Ucrania.
Por el otro lado, Rusia continúa avanzando sobre Donetsk, donde se están librando los combates más intensos. Allí, un ataque ruso contra un vehículo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dejó también heridos. La presidenta del CICR, Mirjana Spoljaric, condenó el ataque y afirmó que “es inconcebible que un bombardeo alcance un lugar de distribución de ayuda”.
Los tres fallecidos eran ciudadanos ucranianos, motivo por el cual Zelenski calificó el incidente como “otro crimen de guerra ruso”. El personal se preparaba para distribuir leña y carbón en hogares vulnerables de la zona, ya que Rusia ha tomado diversas medidas contra la población. Según el administrador de la ciudad de Pokrovsk, Moscú cortó el suministro de agua, y en Donetsk el gobernador acusó al país de cortar el suministro de gas a la ciudad, donde aún viven unas 28.000 personas a pesar de los llamamientos a la evacuación.
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