La reciente advertencia de Vladimir Putin sobre una posible reanudación de las pruebas nucleares de Rusia ha generado preocupación a nivel mundial. El pasado 1 de septiembre, el mandatario insinuó que Rusia podría retomar estas pruebas como respuesta a la “escalada” occidental en Ucrania, declaración que ha llevado a Estados Unidos y la OTAN a considerar cuidadosamente sus posibles respuestas.

Cabe recordar que existieron múltiples esfuerzos para poner fin a las pruebas nucleares. Desde 1963 con la firma del Tratado de Prohibición Limitada de Pruebas Nucleares entre Estados Unidos y la Unión Soviética, hasta 1974, y la rúbrica del Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares de Umbral. O bien el proyecto de Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT) de 1990, que entró en vigor por no ser aprobado por el Senado estadounidense. 

A pesar de los intentos, tanto Rusia como Estados Unidos afirman no haber realizado pruebas que socaven el CTBT, aunque Washington ha acusado a Moscú de realizar pruebas secretas “supercríticas”. 

Fuente: Centre for European Reform

Recientemente, Moscú organizó un ejercicio nuclear cerca de Ucrania y otro en Bielorrusia, donde podría ya haber trasladado armas nucleares tácticas. Y es que hoy Rusia recurre cada vez más a las armas nucleares para amenazar a Ucrania, pero la reanudación de las pruebas nucleares intensificaría aún más esta intimidación nuclear.

En este contexto, Rusia puede optar por reanudar las pruebas y considerar la ausencia de una respuesta nuclear estadounidense o de la OTAN a su intimidación como un signo de debilidad. No obstante, muchos creen que una respuesta militar nuclear de Occidente podría ser la única forma de frenar a Rusia, ya que su comportamiento nuclear no respetaría los límites de los acuerdos firmados junto a Estados Unidos. 

William Courtney, antiguo negociador estadounidense de control de armamentos, ha esbozado las opciones disponibles frente a este escenario. Declaró que Rusia realizará pruebas nucleares “si es necesario” y que una de las respuestas puede ser la reanudación de pruebas nucleares por parte de Estados Unidos, aunque generaría críticas internacionales. Otras opciones podrían ser desplegar misiles crucero en múltiples áreas cercanas a Rusia o proveer a Polonia de armamento nuclear y proporcionarle aviones F-35 para demostrar capacidad de respuesta nuclear dentro de la OTAN. 

Lo cierto es que la posible reanudación de las pruebas nucleares por parte de Rusia representa un desafío significativo para la OTAN pero también para la seguridad internacional, siendo el mayor poseedor de ojivas nucleares. La respuesta de la comunidad internacional, pero principalmente de Occidente, será crucial para determinar el curso de los acontecimientos. 

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Redacción
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