Rusia ha reafirmado su postura de no involucrarse en una segunda cumbre para la paz en Ucrania, programada para finales de este año, y organizada por Ucrania en colaboración con líderes internacionales. Así lo comunicó el 21 de septiembre la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, quien calificó este proceso como un “fraude” y lo desvinculó de cualquier esfuerzo serio por alcanzar la paz.
La primera cumbre de paz se celebró en junio en Suiza, con la participación de más de 90 países. Sin embargo, Moscú no fue invitada, lo que llevó a Rusia a desestimar la relevancia de los debates que se llevaron a cabo en su ausencia. Pese a esto, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha manifestado su intención de organizar una segunda reunión para finales de 2024, en la cual buscaría incluir a Rusia en las discusiones.
Críticas de Rusia a la cumbre de paz
Zakharova, utilizando su cuenta en Telegram, lanzó duras críticas contra el evento de junio. “Este proceso en sí no tiene nada que ver con un acuerdo. Es otra manifestación del fraude de los anglosajones y sus títeres ucranianos”, expresó. Además, dejó en claro que Rusia está dispuesta a considerar “propuestas verdaderamente serias”, pero que estas deben reconocer la “situación sobre el terreno”, haciendo referencia a la anexión ilegal de cuatro regiones ucranianas por parte de Moscú. Ninguna de estas áreas está completamente bajo control ruso, lo que añade un factor de tensión adicional a las conversaciones.
Desde la perspectiva de Moscú, las iniciativas occidentales no son más que intentos de legitimar la postura de Ucrania sin considerar las realidades políticas y territoriales actuales. Zakharova, además, acusó a Kiev y sus aliados occidentales de no tener ninguna intención de lograr la paz. Resaltó como prueba las recientes incursiones ucranianas en la región rusa de Kursk, al sur del país, así como las constantes peticiones de Zelenski para la provisión de armamento occidental de largo alcance. Según la funcionaria rusa, “Ucrania y sus aliados no piensan en la paz”.
Condiciones rusas para negociar
En cuanto a las condiciones para entablar futuras negociaciones, el presidente ruso Vladímir Putin ya había dejado en claro antes de la primera cumbre en junio que cualquier diálogo de paz debería incluir la cesión por parte de Ucrania de los cuatro oblasts (regiones) que Moscú reclama como parte de su territorio. Este pedido fue categóricamente rechazado por Kiev, lo que provocó el estancamiento de las negociaciones.
Actualmente, el Kremlin ha endurecido su postura y ha reiterado que no participará en ninguna negociación mientras las tropas ucranianas permanezcan activas en la región de Kursk. Este escenario complica aún más cualquier esfuerzo diplomático que pueda surgir en la futura cumbre de paz.
El plan de Zelenski y el papel del sur global
Por su parte, Volodímir Zelenski sigue trabajando en un plan que busca poner fin a la guerra con una victoria para Ucrania. Aunque los detalles de este plan aún no han sido revelados, se espera que incluya estrategias militares, políticas, diplomáticas y económicas. Zelenski tiene previsto presentar este esquema al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, así como a otros actores clave en la escena internacional durante su próxima visita a Estados Unidos.
El jefe de gabinete de Zelenski, Andrey Yermak, ha sido designado para liderar los esfuerzos en la organización de la segunda cumbre de paz, la cual se espera se celebre en algún país del sur global. Este escenario busca ampliar el apoyo internacional a la causa ucraniana y, eventualmente, construir un consenso que permita avanzar hacia una resolución del conflicto.
Sin embargo, el desafío es considerable. La primera cumbre en Suiza no logró sus objetivos principales, ya que Rusia exigía la cesión de una porción significativa del territorio ucraniano, algo que fue firmemente rechazado por Kiev. Además, el evento no contó con el respaldo de naciones clave como China, India, Brasil y Sudáfrica, cuya ausencia debilitó la viabilidad de un acuerdo global.
En este contexto, la posibilidad de que la segunda cumbre logre algún avance parece lejana. Mientras Rusia mantenga su postura intransigente y Ucrania continúe su resistencia, las posibilidades de un acuerdo pacífico a corto plazo parecen remotas. De cualquier modo, la cumbre será una nueva oportunidad para medir el nivel de apoyo internacional que ambas partes logran reunir.
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