Las elecciones de EE.UU. plantean múltiples desafíos para el futuro de la OTAN, independientemente de quién pueda ser el próximo presidente del gigante norteamericano. Según un reciente informe del Departamento de Geopolítica y Política Exterior del CSIS, Trump o Harris podrían plantear distintas posturas con respecto a la alianza colectiva de defensa que hoy día batalla con un proceso de unificación mayor. 

Para muchos, si el ex presidente Trump vuelve a la Casa Blanca, la OTAN posiblemente vea un retroceso de la participación estadounidense. Esto, sin dudas, podría crear una profunda crisis dentro de la alianza. En cambio, de ganar Harris, podrían existir cambios más sutiles, continuando las políticas hoy aplicadas por Biden pero con otro enfoque. 

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Bajo una Administración Trump, la participación de EE.UU. podría verse reducida, considerando los múltiples ataques del candidato a la alianza en los últimos años, incluyendo durante su mandato. Sería poco probable que se retire completamente de la misma, aunque un vídeo publicado en el sitio web de la campaña de Trump en marzo de 2023 habla sobre “terminar el proceso” que comenzó en su primer mandato de “reevaluar el propósito y la misión de la OTAN”. En este contexto, se pronuncia un discurso de reducir el papel de Estados Unidos en la seguridad de Europa, más que de no reforzar la OTAN. 

Bajo una Administración Harris, EE.UU. mantendría el firme apoyo actual de Biden a la OTAN y Ucrania, pero podría encontrarse con un cambio generacional de liderazgo. Es probable que a Harris le resulte difícil igualar el compromiso de Biden, según el informe de CSIS, aunque el compromiso del país con la alianza seguiría siendo sólido. No obstante, su presidencia podría llegar a estar más abocada a la política doméstica que a al apego con Europa y la OTAN.

Lo cierto es que desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania en febrero del 2022, EE.UU. se ha mantenido como un sólido aliado occidental de Kiev. En este contexto, su rol en el continente aportando capacidades estratégicas clave (como el reabastecimiento aéreo, la inteligencia táctica, grandes reservas de munición, entre otras) ha ido en aumento, poniendo de manifiesto la profunda dependencia militar de Europa respecto a Washington. 

Y si bien es cierto que los países europeos de la OTAN han aumentado drásticamente el gasto en defensa en los últimos años, estos números no se han destinado a reducir esta dependencia general del continente. De forma contraria, el CSIS considera que Europa hoy “sigue actuando no como un continente sino como 30 ejércitos a medida que operan con distintos equipos, lo que hace muy cuestionable que Europa pueda defenderse sin Estados Unidos”. 

En este contexto, una retirada repentina de las fuerzas estadounidenses de la OTAN afectaría ampliamente la seguridad de Europa. Esto no solo implicaría que los países tendrían que adquirir y construir capacidades importantes, sino que también les llevaría años construir una arquitectura de seguridad independiente al 100%. 

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Redacción
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