En las últimas semanas, el general CQ Brown, jefe del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, y la general Laura Richardson, del Comando Sur de los Estados Unidos, estuvieron de visita en Chile. Durante su estancia, participaron en un ejercicio multinacional y abordaron temas como la cooperación entre ejércitos, la colaboración en los ámbitos espacial y cibernético, y los esfuerzos internacionales para el mantenimiento de la paz. Aunque la visita no atrajo gran atención mediática a nivel global, resaltó la importancia de Chile como un socio clave para los Estados Unidos en América del Sur. No obstante, el ascenso de China en el sector energético de Chile es un aspecto que cada vez preocupa más al gigante norteamericano.

China y el sector energético de Chile

Este control no solo refuerza la influencia económica de China en Chile, sino que también puede poner en riesgo la seguridad nacional del país. Tanto los líderes políticos chilenos como los estadounidenses deben actuar con rapidez para asegurar que Chile logre equilibrar su relación comercial con la segunda economía más grande del mundo, al mismo tiempo que salvaguarda su soberanía.

Durante muchos años, el sector energético chileno fue un mercado competitivo con presencia de empresas tanto extranjeras como nacionales. Sin embargo, dos eventos sacudieron al país y al mundo: la crisis financiera de 2008 y la pandemia del COVID-19.

Aunque la recesión de 2008 fue de corta duración para Estados Unidos y Europa, países como Chile continúan experimentando sus efectos. En Chile, esta crisis causó una inestabilidad financiera prolongada, afectando tanto a empresas energéticas locales como extranjeras, lo que llevó a muchas de ellas a acumular deudas. Posteriormente, cuando aún lidiaban con esas dificultades, la pandemia les impuso nuevas cargas, lo que las forzó a retirarse del mercado.

Ese mismo año, State Grid International Development (CSGID) adquirió los activos de Sempra Energy en Chile por 2.230 millones de dólares. Estos activos incluían el 100 por ciento de Chilquinta Energía, Tecnored y Eletrans. Más tarde, en 2020, CSGID compró el 97,3 por ciento de CGE a la empresa española Naturgy por 3.000 millones de dólares.

Avance de las empresas chinas

Un ejemplo de esto es la compra de Pacific Hydro por parte de la estatal china State Power Investment Corporation en 2016, por 3.000 millones de dólares. Pacific Hydro opera y administra siete sitios distintos en Chile. Luego, en 2018, China Southern Power Grid adquirió un 27,79 por ciento de participación en Transelec por un valor aproximado de 1.300 millones de dólares, convirtiéndose en el mayor accionista de una de las principales empresas energéticas de Chile, que posee unos 10.135 kilómetros de líneas de transmisión, cubriendo al 98 por ciento de la población chilena.

Con la retirada de estas empresas extranjeras, compañías estatales chinas, respaldadas financieramente por su gobierno, han adquirido varias empresas energéticas chilenas en la última década. Esto ha sido impulsado, en gran parte, por la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda, lanzada por Beijing en 2013. En muchas ocasiones, las empresas chinas ofrecían las propuestas más bajas o eran las únicas en esos proyectos.

FILE PHOTO: Electric power transmission pylon miniatures and Enel logo are seen in this illustration taken, December 9, 2022. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo

En muchos casos, para estas empresas extranjeras, resultaba más sencillo vender sus activos y liquidar sus deudas que continuar invirtiendo. Por ejemplo, durante una conferencia de prensa tras la transacción entre Sempra Energy y CSGID en 2018, el director ejecutivo de Sempra Energy, Jeoffrey Martin, afirmó: “Los ingresos de esta transacción se utilizarán para fortalecer nuestro balance y satisfacer las crecientes necesidades de capital de nuestras principales empresas de servicios públicos en California y Texas”. De manera similar, en 2020, Naturgy explicó que estaba vendiendo sus activos en Chile para concentrarse en “países con regulaciones y condiciones macroeconómicas estables”.

Las inversiones de China en el sector energético son otra estrategia para fortalecer sus vínculos económicos mediante proyectos de infraestructura que respaldan la expansión de otras iniciativas en la agenda de Beijing. Chile es un destino atractivo para China por tres motivos principales: es parte del Triángulo del Litio junto con Argentina y Bolivia, posee grandes minas de cobre que China necesita, y su ubicación en el Pacífico facilita el comercio de estos recursos hacia China. En términos comerciales, China importa el 74,1 por ciento del cobre y el 72 por ciento del litio que Chile exporta. Estas inversiones, junto con proyectos clave en minería e infraestructura, incrementan la influencia económica de China sobre el país.

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Redacción
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