En el contexto de la celebración por los 75 años de la fundación de la República Popular China, el presidente Xi Jinping reafirmó su compromiso con la reunificación de Taiwán. En un discurso pronunciado durante un banquete de Estado, Xi destacó que la “reunificación completa de la madre patria” es una prioridad para su gobierno, describiendo este objetivo como una “tendencia irreversible” y una “causa de justicia”. Sus palabras reflejan una escalada en la retórica hacia la isla, la cual el gobierno chino considera parte inseparable de su territorio.
El 1 de octubre marca el aniversario de la proclamación de la República Popular en 1949, luego de que las fuerzas comunistas lideradas por Mao Zedong tomaran control de China continental tras la guerra civil. Por su parte, los nacionalistas del Kuomintang, derrotados, se refugiaron en Taiwán, donde establecieron un gobierno separado. Desde entonces, la isla ha permanecido autónoma, desarrollando un sistema democrático que contrasta con el modelo autoritario del Partido Comunista en Beijing.
Durante su discurso, Xi Jinping enfatizó que “nadie puede detener la marcha de la historia”, en referencia al proceso de reunificación. En los últimos años, la administración de Xi ha intensificado su presión sobre Taiwán, no solo a través de declaraciones, sino también mediante una serie de movimientos militares y maniobras intimidatorias en el estrecho que separa ambos territorios. El presidente taiwanés, Lai Ching-te, a quien Beijing califica de “peligroso separatista”, ha sido blanco de críticas desde su toma de posesión en mayo de 2024. Lai ha rechazado firmemente las intimidaciones provenientes de China, abogando por la autodeterminación de Taiwán.
Aumenta la presión militar sobre Taiwán
En los últimos meses, las tensiones entre China y Taiwán se han incrementado debido a la creciente actividad militar china en torno a la isla. El Ministerio de Defensa de Taiwán confirmó que se han detectado “múltiples oleadas” de lanzamientos de misiles provenientes del interior de China, realizados por la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación (EPL). Estas maniobras, según las autoridades chinas, tienen como objetivo demostrar su capacidad de “hacerse con el control” de la isla en un escenario de conflicto.
Además, el EPL disparó recientemente un misil balístico intercontinental hacia el océano Pacífico, en lo que fue la primera prueba de este tipo en más de cuatro décadas. Analistas internacionales interpretan este ejercicio como una clara advertencia a los Estados Unidos y sus aliados, quienes mantienen una postura crítica hacia las aspiraciones chinas sobre Taiwán. La cuestión taiwanesa se ha convertido en un punto clave de discordia entre Washington y Beijing, ya que Estados Unidos, si bien no reconoce oficialmente a Taiwán como un país independiente, se compromete legalmente a suministrar armamento y asistencia militar para su defensa.
Respuesta de Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dejado en claro el apoyo de su país a Taiwán, aprobando recientemente un paquete de asistencia militar adicional de 567 millones de dólares, el más grande concedido hasta el momento a la isla. Esta ayuda incluye armamento, así como programas de educación y entrenamiento para las fuerzas taiwanesas. La administración Biden sigue firme en su respaldo a la defensa de Taiwán, al tiempo que China incrementa sus esfuerzos por proyectar su influencia militar en la región.
Las tensiones entre las dos potencias mundiales continúan en aumento, con la cuestión de Taiwán como un factor clave. Beijing considera a la isla como “territorio sagrado” y cualquier movimiento hacia su independencia es visto como una amenaza directa a la soberanía de China. Xi Jinping reiteró la importancia de los lazos históricos y familiares entre las poblaciones de ambos lados del estrecho, afirmando que “la sangre es más espesa que el agua”, en un intento por apelar a la unidad nacional y a la legitimidad histórica de sus reclamos.
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