Durante la noche de ayer, Rusia perpetro lo que los medios han definido como uno de los mayores ataques con vehículos aéreo no tripulados sobre 15 regiones de Ucrania. Por su parte, el país atacado, informaron el derribado 78 de los 105 drones rusos durante el asalto, y que 23 más probablemente sufrieron el impacto de interferencias electrónicas activas.
En ataque tuvo como secuelas el daño a infraestructuras energéticas, edificios residenciales y servicios ferroviarios en el sur de la región de Odesa. A pesar de los daños materiales, Moscú niega haber atacado a civiles.
Por otro lado, las autoridades dijeron que habían derribado unos 15 drones sobre Kiev y sus alrededores durante una alerta aérea que duró más de cinco horas. Las regiones de Poltava, Cherkasy y Kirovohrad, en el centro de Ucrania, registraron daños materiales menores.
Debe resaltarse que este ataque se suma a otro ocurrido en las últimas horas, en donde un reciente informe del Servicio Estatal de Guardia de Fronteras de Ucrania mencionó que el puesto de control de Orlivka-Isaccea, que conecta con Rumania, fue suspendido luego de que un dron ruso atacara el paso fronterizo. Aunque las operaciones se reanudaron y el paso fronterizo se reabrió, el dron alcanzó una zona controversial, considerando que Rumania es miembro de la OTAN.
Los ataques a este tipo de infraestructura crítica forman parte de los objetivos esenciales de Ucrania que las fuerzas rusas buscan constantemente debilitar para qué el país pierda sus sostén logístico. Asimismo, los ataques, que se han intensificado con la llegada del invierno, han llevado a Kiev a pedir repetidamente a sus aliados que levanten las restricciones al uso de armas occidentales de largo alcance para atacar en profundidad a Rusia y frenar así su capacidad de lanzar ataques.
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