El Ejército Popular de Liberación (EPL) de China llevó a cabo el 14 de octubre de 2024 una serie de ejercicios militares denominados ‘Espada Conjunta-2024B’, en lo que parece ser un mensaje contundente hacia las fuerzas independentistas de Taiwán. Las maniobras, que se desarrollaron en el estrecho de Taiwán y en zonas al norte, sur y este de la isla, marcan una escalada en las tensiones entre ambos territorios, coincidiendo con un momento crucial para la política interna de Taiwán y su relación con Estados Unidos.
Según el portavoz del Comando del Teatro Oriental del EPL, Li Xi, estas maniobras buscan afianzar las capacidades conjuntas de combate de las distintas ramas de las fuerzas armadas chinas, poniendo a prueba la colaboración entre la armada, la fuerza aérea, la fuerza de cohetes y el ejército terrestre. El despliegue incluyó al grupo de tareas del portaaviones Liaoning, junto con destructores, aviones y buques de apoyo, todo ello bajo la coordinación del mando del EPL en la región.
Un mensaje claro de advertencia
El objetivo de los ejercicios, según las autoridades chinas, es actuar como una “severa advertencia” contra los movimientos separatistas que buscan la independencia de Taiwán. Desde Beijing, se ha dejado claro que no se permitirá que Taiwán avance hacia una separación formal de China, y que cualquier provocación será respondida con firmeza. Estas acciones, en palabras del Ministerio de Defensa chino, se intensificarán hasta que “la cuestión de Taiwán sea resuelta por completo”.
Este tipo de ejercicios no son nuevos en la región. En mayo de 2024, China ya había realizado maniobras similares bajo la denominación ‘Espada Conjunta-2024A’. Sin embargo, el reciente despliegue militar ha sido visto como una respuesta directa a las declaraciones del presidente taiwanés, Lai Ching-te, quien, durante su discurso del Día Nacional, reafirmó que solo el pueblo de Taiwán tiene el derecho de decidir su futuro, postura que fue rápidamente condenada por Beijing.
Un despliegue militar significativo
El Ministerio de Defensa de Taiwán informó que un total de 125 aeronaves militares chinas y 17 buques de guerra fueron detectados operando en torno a la isla, lo que representa uno de los mayores despliegues recientes. A pesar de la magnitud de las maniobras, no se reportaron lanzamientos de misiles ni ejercicios con fuego real. No obstante, los medios estatales chinos indicaron que se realizaron simulaciones de lanzamiento de misiles y que aviones de combate abrieron “corredores de asalto aéreo” para llevar a cabo misiones de largo alcance.
Uno de los aspectos más llamativos de las maniobras fue la incursión de los guardacostas chinos en las aguas restringidas de la isla taiwanesa de Matsu, en lo que se considera una nueva fase de las operaciones chinas en la denominada “zona gris” contra Taiwán. Este tipo de operaciones, que mezclan acciones militares con coerción económica y propaganda, parecen formar parte de una estrategia más amplia de Beijing para debilitar la moral taiwanesa y aumentar la presión sobre las fuerzas políticas locales.
Contexto regional y reacción internacional
La reacción de la comunidad internacional no se hizo esperar. Desde Washington, el gobierno del presidente Joe Biden expresó su preocupación por las maniobras chinas, aunque evitó una condena directa. “Estamos monitoreando la situación de cerca y pedimos a China que actúe con moderación”, señaló un portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Esta cautela puede estar relacionada con el delicado momento político que atraviesa Estados Unidos, que se encuentra en pleno proceso electoral, y donde las relaciones con China y la política hacia Taiwán juegan un rol fundamental.
Los analistas coinciden en que, aunque los ejercicios del EPL son claramente intimidatorios, no alcanzaron la intensidad de las maniobras de 2022, cuando China lanzó misiles sobre Taiwán tras la visita de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. Sin embargo, la escala del actual despliegue militar y las incursiones en aguas restringidas marcan un aumento en la presión hacia la isla.
Por su parte, el presidente Lai condenó enérgicamente las maniobras, calificándolas como un intento de “socavar la paz y la estabilidad regionales”. Además, instó a la comunidad internacional a rechazar lo que considera una creciente agresión por parte de China. Taiwán también convocó a una reunión del Consejo de Seguridad Nacional para discutir las implicancias de los simulacros y evaluar posibles respuestas.
Una situación de tensión permanente
A medida que se aproximan las elecciones en Taiwán y Estados Unidos, las tensiones en el estrecho de Taiwán no muestran señales de disminuir. La situación económica global, los intereses geoestratégicos y el rol de Taiwán en la cadena de suministro de semiconductores son factores que siguen añadiendo complejidad a este conflicto.
Con las maniobras ‘Espada Conjunta-2024B’, Beijing no solo busca enviar un mensaje a Taiwán, sino también a Washington y sus aliados en la región del Indo-Pacífico. La creciente capacidad militar de China, sumada a su disposición a realizar ejercicios a gran escala cerca de Taiwán, sugiere que la región seguirá siendo un foco de atención clave en los próximos meses.
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