En un nuevo episodio de la creciente tensión en la región, el Ejército de Israel confirmó la muerte de cuatro soldados y 58 heridos, algunos en estado crítico, como resultado de un ataque con drones perpetrado por Hezbolá contra una base militar ubicada en el centro-norte de Israel, cerca de Binyamina. Este ataque, que se produjo el domingo por la noche, ha generado un fuerte impacto en el país y en la comunidad internacional, dada la magnitud de la agresión y las posibles implicancias estratégicas de la incursión.
El ataque y sus consecuencias
El grupo militante libanés Hezbolá se atribuyó la responsabilidad del ataque, asegurando que había utilizado un “enjambre de drones” para impactar una base de entrenamiento perteneciente a la Brigada Golani de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Según los reportes iniciales, uno de los drones explotó alrededor de las 19:00 horas en el comedor de la base, justo cuando los soldados se reunían para la cena. Este ataque, que causó la muerte de cuatro soldados, identificados como los sargentos Alon Amitay, Omri Tamari, Yosef Hieb y Yoav Agmon, dejó además siete heridos graves y 14 heridos moderados.
El incidente es especialmente significativo debido a que las alarmas de advertencia no se activaron, lo que ha generado serias preguntas sobre la capacidad de las defensas aéreas israelíes para detectar y neutralizar estas amenazas. El portavoz de las FDI, el contralmirante Daniel Hagari, expresó su preocupación por esta falla y afirmó que se llevará a cabo una investigación exhaustiva para determinar cómo un dron de estas características pudo ingresar sin ser detectado.
Drones suicidas y estrategia de Hezbolá
La investigación preliminar indica que el ataque fue ejecutado con drones suicidas tipo “Mirsad”, un modelo de fabricación iraní conocido por su capacidad de vuelo a baja altura y su uso en operaciones tácticas de precisión. Este dron, que puede transportar hasta 40 kg de explosivos y alcanzar velocidades de hasta 370 km/h, ha sido utilizado previamente por Hezbolá para sortear los sistemas de defensa aérea israelíes. En este caso, dos drones ingresaron en el espacio aéreo de Israel desde el mar, uno de los cuales fue interceptado y destruido cerca de la costa de Haifa, mientras que el otro consiguió evadir el radar al volar a muy baja altitud y golpear directamente la base militar.
El ataque del domingo se produjo en un contexto de escalada de violencia entre Israel y Hezbolá, con el grupo libanés intensificando sus acciones desde el sur del Líbano en respuesta a las operaciones militares israelíes en la región. Ese mismo día, Hezbolá lanzó más de 115 proyectiles contra territorio israelí, lo que activó las sirenas en Haifa y toda la región de Galilea. Sin embargo, no se registraron víctimas en estos ataques adicionales.
Repercusiones en la seguridad y defensa israelí
El ataque ha generado una reacción inmediata por parte del gobierno israelí. El ministro de Defensa, Yoav Gallant, aseguró que Israel tomará medidas contundentes para evitar que Hezbolá mantenga presencia en la frontera norte del país. Gallant enfatizó que las FDI están comprometidas con la destrucción de las infraestructuras subterráneas y depósitos de armas de Hezbolá, operaciones que continuarán hasta que se garantice la seguridad de las comunidades israelíes en la región.
Por su parte, las FDI han reconocido que el ataque representa un desafío significativo para sus capacidades defensivas, en particular en lo que respecta a la detección de drones y otros vehículos aéreos no tripulados (UAV). Las autoridades militares israelíes han asegurado que se revisarán los protocolos de seguridad para mejorar la protección de sus bases y unidades desplegadas en zonas de alto riesgo.
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