En los últimos años, los conflictos y amenazas globales han impulsado a las fuerzas militares a innovar tecnológicamente. Un ejemplo reciente es la guerra en Ucrania, donde el uso de drones ha permitido ataques más precisos y a menor costo. De manera similar, en la región del Indo-Pacífico, que ha visto un aumento progresivo de la tensión, el Ejército de Estados Unidos ha comenzado a ajustar su programa de modernización para adaptarse a estas nuevas realidades a través de la tecnología.

Una de las iniciativas clave es la transformación de la 2.ª Brigada de la 25.ª División de Infantería del Ejército de Estados Unidos, ubicada en Hawái. Esta brigada ha sido seleccionada para una nueva estrategia de equipamiento, la cual incluye más de 100 drones, sistemas anti-drones y herramientas de guerra electrónica para ser probadas en ejercicios de combate. Además, otras dos unidades, la 2.ª Brigada de la 101.ª División Aerotransportada y la 3.ª Brigada de la 10.ª División de Montaña, también están participando en este programa.

El despliegue de estos equipos avanzados ha demostrado ser efectivo en ejercicios recientes. Las unidades no solo utilizaron una cantidad considerablemente mayor de drones de lo habitual, sino que también reportaron resultados positivos. Por ejemplo, al detectar una unidad “enemiga” mediante sistemas electrónicos, lograron rastrearla con drones y coordinar un ataque simulado utilizando municiones merodeadoras.

Otra novedad en esta modernización de las fuerzas es el uso de terminales satelitales Starlink por parte de la 2.ª Brigada de la 25.ª División. Estos sistemas proporcionan velocidades de transmisión más rápidas en comparación con los satélites tradicionales del Ejército, lo que mejora la capacidad de comunicación y respuesta en tiempo real.

Sin embargo, el entorno del Pacífico presenta desafíos únicos. Factores como el calor afectan el rendimiento de los drones, agotando sus baterías más rápidamente. Para enfrentar esto, la brigada está probando un generador solar que les permite recargar baterías en el campo. Además, las fuertes lluvias en la región han provocado dificultades tanto para los drones como para los sistemas de comando y control, lo que obliga a las unidades a adaptar su tecnología a las duras condiciones climáticas.

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Redacción
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